El pasillo de las carnes en el supermercado puede parecer una promesa de sabor inmediato, pero pocas veces miramos más allá de la foto apetecible en el envase. Cada bandeja encierra un universo de ingredientes que rara vez exploramos, y en esas brumas aparecen sorpresas que atentan contra nuestras expectativas. Por eso conviene detenerse, leer con calma y descubrir qué esconde realmente esa hamburguesa que vas a llevarte a casa.
Con el auge de las opciones listas para cocinar, muchos de nosotros hemos incorporado la hamburguesa de supermercado a la dieta sin cuestionarnos su composición. Pero, cuando la OCU pone esas piezas sobre la mesa de laboratorio, los resultados invitan a replantearse qué comemos y cómo lo etiquetan.
3Textura y sabor, la prueba del algodón

Más allá de los ingredientes, un buen filete picado a cuchillo ofrece una textura firme y un sabor limpio que ni la especia más artificial logra imitar. La OCU destacó en su informe que las hamburguesas vegetales, a pesar de su marketing verde, ocultaban niveles de azúcares añadidos y mezclas químicas que afectaban negativamente al perfil nutricional.
En la cata a ciegas, algunas piezas crujían con un regusto demasiado procesado, mientras otras se deshacían sin ofrecer la clásica resistencia de la carne. Ese indicador sensorial, combinado con la ausencia de listados claros en el etiquetado: la línea divisoria entre lo que puede llamarse hamburguesa y lo que es un sucedáneo de laboratorio.