Durante el verano, la frescura de una pieza de fruta bien madura puede marcar la diferencia entre un bocadillo aburrido y un auténtico placer veraniego. Sin embargo, no todos los establecimientos mantienen la calidad al mismo nivel, lo que convierte cada compra en una pequeña lotería. Obviar este hecho lleva a decepciones al primer bocado, y también a una factura que sube sin que uno sepa muy bien por qué. La OCU
Con el calor apretando y la fruta accesible a todas horas, es esencial contar con datos confiables que orienten la elección. Apostar por un supermercado u otro sin información previa equivale a lanzarse a la piscina sin comprobar la temperatura: puede ser un acierto… o un auténtico suplicio.
1¿Por qué la fruta es el termómetro del supermercado?

En plena temporada alta, los lineales rebosan cerezas, melocotones y sandías que lucen invitadores, pero a menudo esconden defectos. La OCU advierte de variaciones abismales en sabor, textura y frescura según el punto de venta, algo que escapa al ojo inexperto.
Además, el trato que recibe la fruta en logística y conservación define su vida útil: sin un control riguroso de temperatura y humedad, lo que llega al cliente puede estar casi estropeado. Por eso, acudir a la compra con datos en la mano evita sorpresas desagradables y ahorra disgustos: consejo de la OCU