La ITV es el examen anual al que se enfrentan nuestros vehículos, una prueba que muchos conductores ven como un mero trámite administrativo, pero que en realidad es un pilar fundamental para la seguridad en nuestras carreteras. Sin embargo, más allá de las evidentes revisiones de luces, frenos o emisiones, existe un fallo mecánico silencioso y traicionero que puede estar gestándose bajo nuestros pies sin dar la más mínima señal. Nos referimos a la holgura excesiva en la dirección o en las rótulas de suspensión, un problema que puede pasar completamente desapercibido para el conductor en el día a día y que, sin embargo, constituye un defecto grave que garantiza un suspenso directo en la inspección.
Este enemigo invisible no suele manifestarse con ruidos estridentes ni con vibraciones alarmantes en sus fases iniciales, lo que lo convierte en un peligro latente. El conductor puede acostumbrarse a una dirección ligeramente más imprecisa sin ser consciente de la gravedad del asunto. La cruda realidad se revela de golpe en el foso de la estación de inspección, cuando el técnico, con un movimiento certero, desvela la existencia de ese juego anómalo que compromete la estabilidad del coche. Es en ese preciso instante cuando un simple trámite se convierte en la constatación de una amenaza real para nuestra seguridad y la de los demás en la carretera, un aviso que nunca debemos ignorar.
4BACHES, TIEMPO Y MALOS HÁBITOS: LOS CULPABLES HABITUALES

Las causas que provocan la aparición de holguras en nuestro coche son variadas, pero la principal es, sin duda, el estado de nuestras carreteras. La circulación continua por firmes en mal estado, llenos de baches, grietas y resaltos, somete a las rótulas y a los silentblocks (piezas de goma que absorben vibraciones) a un estrés constante. Cada impacto, por pequeño que parezca, es un golpe que el sistema de suspensión y dirección debe absorber, y el principal factor que acelera el deterioro de estas piezas es el impacto constante contra las irregularidades del asfalto. Subir bordillos de forma brusca o pasar los badenes a una velocidad excesiva son prácticas que también castigan duramente estos componentes.
Por supuesto, el desgaste por el uso es otro factor ineludible. Al igual que cualquier componente mecánico, las rótulas tienen una vida útil limitada y no están diseñadas para durar eternamente. Es un elemento que se debe revisar periódicamente, no solo cuando se acerca la fecha de la ITV. La falta de un mantenimiento preventivo es lo que a menudo lleva a que el problema sea detectado por primera vez en la inspección. Por lo tanto, el simple paso del tiempo y los kilómetros recorridos provocan un desgaste natural en las rótulas, un proceso que se acelera si no se realizan las revisiones pertinentes en un taller de confianza, independientemente de la cita obligatoria con la ITV.