¿Sabías que los garbanzos son la legumbre más consumida en España? Sin embargo la OCU alerta de que su alto contenido en fibra y antinutrientes puede provocar gases y molestias digestivas si no los preparas correctamente. Un sencillo cambio en su remojo y cocción puede marcar la diferencia entre disfrutar de un hummus cremoso o sufrir hinchazón.
Platos tradicionales como el cocido madrileño o innovadores como el hummus saben de maravilla, pero a veces pesan demasiado en el estómago. La OCU explica que los antinutrientes naturales interfieren en la digestión y absorción de minerales como el hierro y el zinc. Remojar, escaldar y cocer correctamente puede transformar tu experiencia culinaria por completo.
7Fermentación: un enfoque innovador

Fermentar garbanzos cocidos con cultivos lácticos aporta un sabor ligeramente ácido y probióticos beneficiosos para la flora intestinal. Este método convierte la legumbre en un producto fermentado similar al chucrut, pero en versión leguminosa. La acción de bacterias lácticas descompone antinutrientes y añade un componente digestivo extra. La fermentación transforma los garbanzos en un superalimento fermentado.
Para fermentar, mezcla garbanzos cocidos con un starter de yogur natural y deja reposar a temperatura ambiente durante 12 horas. Después, refrigéralos y utilízalos en salsas, dips o ensaladas para disfrutar de su textura y sabor únicos. Este proceso abre un universo de posibilidades gastronómicas. Con garbanzos fermentados, tu cocina alcanzará un nivel pro: palabra de la OCU.