¿Sabías que los garbanzos son la legumbre más consumida en España? Sin embargo la OCU alerta de que su alto contenido en fibra y antinutrientes puede provocar gases y molestias digestivas si no los preparas correctamente. Un sencillo cambio en su remojo y cocción puede marcar la diferencia entre disfrutar de un hummus cremoso o sufrir hinchazón.
Platos tradicionales como el cocido madrileño o innovadores como el hummus saben de maravilla, pero a veces pesan demasiado en el estómago. La OCU explica que los antinutrientes naturales interfieren en la digestión y absorción de minerales como el hierro y el zinc. Remojar, escaldar y cocer correctamente puede transformar tu experiencia culinaria por completo.
5Escaldado previo para un extra de limpieza

Escaldar los garbanzos sumergiéndolos un minuto en agua hirviendo disminuye antinutrientes superficiales y arrastra impurezas. La OCU recomienda este paso adicional para mejorar la textura y sabor final de la legumbre. Después del escaldado, pásalos a un colador y enjuágalos con agua fría para detener la cocción. Este truco rápido asegura una base impecable antes de la cocción principal.
El escaldado también facilita la eliminación de pieles sueltas que pueden generar textura arenosa. Al escurrirlos bien tras este proceso, reduces componentes amargos y logras un garbanzo más uniforme. De este modo, tus platos ganan en finura y digestibilidad sin añadir pasos complicados. Un escaldado inicial convierte un guiso tosco en una delicia suave.