¿Sabías que los garbanzos son la legumbre más consumida en España? Sin embargo la OCU alerta de que su alto contenido en fibra y antinutrientes puede provocar gases y molestias digestivas si no los preparas correctamente. Un sencillo cambio en su remojo y cocción puede marcar la diferencia entre disfrutar de un hummus cremoso o sufrir hinchazón.
Platos tradicionales como el cocido madrileño o innovadores como el hummus saben de maravilla, pero a veces pesan demasiado en el estómago. La OCU explica que los antinutrientes naturales interfieren en la digestión y absorción de minerales como el hierro y el zinc. Remojar, escaldar y cocer correctamente puede transformar tu experiencia culinaria por completo.
3Remojo prolongado: el primer gran paso

Dejar los garbanzos en remojo durante al menos ocho horas desactiva gran parte del ácido fítico y facilita su cocción. La OCU señala que este proceso puede reducir hasta un 80 % de antinutrientes iniciales. Además, el agua arrastra sustancias solubles que causan hinchazón, mejorando tu comodidad tras la comida. Un buen remojo es la clave para digerir y disfrutar mejor cada cucharada de garbanzos.
Tras el remojo, escúrrelos y cámbiales el agua antes de cocinarlos para maximizar la eliminación de compuestos indeseables. Notarás que pierden ese sabor crudo y adquieren suavidad inmediata, lista para absorber tus especias favoritas. Al aplicar esta técnica, tus garbanzos estarán preparados para cualquier receta sin riesgo de malestar. Con un remojo prolongado, tus garbanzos quedarán ligeros y listos para cualquier plato.