La verdad es un arma de doble filo, y en «Valle Salvaje» acaba de caer en manos de los más peligrosos. El reciente descubrimiento que hace Victoria de la relación matrimonial que unía a Mercedes con Bernardo no es un giro en la trama, sino un seísmo que sacude los fundamentos de la Casa Grande. Encarnando a esos testigos de la unión que resulta ser tan siniestra como extraordinaria, Adriana y Rafael convierten la información en un billete para ir al poder con la finalidad de destruirlo, según quién se haga con ella.
1EL AJEDREZ EMOCIONAL EN VALLE SALVAJE

Victoria no juega a las cartas en Valle Salvaje; juega con vidas de las mujeres que son más que suyas: su madre, su hermana; la debacle de otra vida distinta a la que ella ha tenido la suerte de llevar, que es la de vivir en la universidad de la calle, en Valle Salvaje: el descubrimiento por haber logrando que Adriana y Rafael atestigüen el matrimonio de Mercedes y Bernardo representa como su poder y el hecho de poder reivindicar su verdad como como arma a su llegada sería un poder sin límites.
Su jugada está inacabada, es preferible tenerlo bajo la manga que un as, sería capaz de haber hundido a su sobrina hasta los tuétanos del duque o de haber podido ponerlo por su propia parte personal, la verdad nunca es la verdad, eso a la verdad para Victoria era estratégico, no moralismo. Pero, claro, si José Luis se entera de que sabe, se ha podido dar cuenta de que sabe y no lo ejecuta hay un riesgo: Que ella misma pueda tambalearse la propia postura.
Victoria camina por el alambre, y cada paso que da podría ser el último.
Cualquier enemigo en Valle Salvaje es el que hay que temer, pero sería para ella peor que un enemigo a un aliado que tiene más que perder que tú.
Ella tiene otro enemigo en Valle Salvaje al que se convierte en aditivo a lo anterior: Don Hernando no es un merengue de la marea humana que sólo observa, él es un jugador en el que espera la recompensa por haberte puesto a su altura.
Victoria tiene que decidir si ella quiere ser temida, o si prefiere ser respetada.
Pero se le tiene que hacer una pregunta: ¿Es el respeto una cuestión de dinero en Valle Salvaje que se compra con sangre?