miércoles, 9 julio 2025

«Valle Salvaje»: Una antigua batalla entre las dos familias aún sigue muy viva con cicatrices sin curar

En el seno de «Valle salvaje» palpita un odio antediluviano, una guerra que contradice a la crónica más elemental, que el tiempo no ha logrado extirpar. La serie, que esta semana reduce el número de capítulos a cuatro expedidos bajo una atmósfera llena de brutales tensiones, se pone a tope con las cicatrices mal cerradas que lo han pasado los Miramar con los Montenegro. Lo que comenzó como un problema de tierras y de poder ha degenerado en una guerra psicológica donde el chantaje, las traiciones y las alianzas endebles serán las que marquen la suerte de todos.

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CICATRICES DEL PASADO

Fuente: RTVE

Lo más espeluznante de «Valle Salvaje» no es la traición, sino la manera en la que los personajes han normalizado este hecho. Bárbara hace una súplica a Victoria, esa mujer que ha arruinado a su familia, y a su vez Bernardo intenta calmar al resto de los miembros de la familia con razonamientos que ya nadie escucha. La querella se ha prolongado tanto en el tiempo que incluso los más jóvenes repiten las pautas que no han llegado a entender.


El personaje de Pedrito, el único que aún puede cuestionar sin esbozar cinismo alguno, simboliza la inocencia perdida. Su hermana intenta alejarlo del marqués, pero ¿por intentar protegerlo o por el odio que ella misma no puede llegar a controlar? En este valle, los niños crecen sujetos a la enseñanza de que el cariño siempre viene acompañado de condición.

Victoria, sin embargo, no es la única que tiene cartas escondidas bajo la manga. Mercedes, aunque con el agua al cuello, todavía no ha dicho su última palabra. Y mientras para algunos suenan las campanas de la boda, otros ya se preparan para su próxima jugada. La pregunta que se deja caer en el aire es muy clara: cuando se posen las cenizas, ¿quedará algo más que ruinas?

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