En pleno mes de marzo, el director ejecutivo de Tether, Paolo Ardoino, compartía en su cuenta de Instagram un ramillete de fotos sobre su estancia vacacional en Estados Unidos. Entre las clásicas instantáneas frente al Monumento a Washington o posando en las escaleras del Capitolio hubo una que llamó poderosamente la atención: Ardoino estaba de pie sobre un suelo de tablero de ajedrez, perfectamente pulido. A su espalda, una puerta blanca. No era una puerta cualquiera, sino una que guarda un notable parecido con la que conduce al Salón Azul de la Casa Blanca, la estancia ovalada donde los presidentes estadounidenses reciben a sus invitados con carácter oficial.
¿Se reunió el director ejecutivo de Tether con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump? No hay ninguna confirmación pública al respecto. Sin embargo, la imagen, unida a la postura favorable del nuevo gobierno hacia las criptomonedas y el crecimiento imparable de las stablecoins —tipo de criptoactivo en el que Tether es la reina absoluta— hace pensar que el encuentro pudo haberse producido. Y si así fue, ¿por qué mantenerlo en secreto?
La respuesta podría tener que ver con el enorme poder, en algunos aspectos tiránico, que está acumulando Tether. En pocos años, la empresa ha pasado de ser un simple actor del ecosistema cripto a una figura central del sistema financiero global. Su fórmula se basa en ofrecer un sistema de transferencias instantáneo, barato y —aparentemente— estable. A la vez, lidera el mundo de las criptomonedas y se ha convertido en un referente para bancos centrales. Además, por su modelo, Tether se ha vuelto un comprador voraz de deuda —especialmente estadounidense— y, por si fuera poco, también es una pieza clave en el nuevo crimen organizado, el lavado de dinero y las estafas digitales.
Tether: la stablecoin más poderosa
Tether (o USDT) es tanto el nombre de la criptomoneda como de la empresa que la emite. Se trata de una stablecoin, es decir, una moneda digital que está vinculada a un activo de valor estable, en este caso el dólar. En teoría, por cada USDT emitido, Tether guarda una cantidad equivalente en dólares o activos muy líquidos como bonos del Tesoro estadounidense. De este modo, la moneda mantiene su valor estable y permite a los usuarios operar en blockchain con un respaldo financiero tangible. En resumen: es una especie de dólar digital, pero descentralizado.
Esa sencilla idea ha resultado ser revolucionaria. Originalmente, las stablecoins como Tether se pensaron como herramientas para facilitar el intercambio entre criptomonedas más volátiles, como Bitcoin o Ethereum. Sin embargo, su uso ha ido mucho más allá. Solo en el último año, las transacciones con stablecoins alcanzaron los 27.6 billones de dólares, lo que supone aproximadamente el 40% del volumen total del comercio cripto.
Y no solo en el entorno digital. En muchas economías con monedas locales inestables o afectadas por la inflación las stablecoins se han convertido en una alternativa sólida para pagos cotidianos y recepción de remesas. De hecho, en varios países africanos y del sudeste asiático ha crecido notablemente el número de transacciones menores a 10.000 dólares, lo que sugiere que estas criptomonedas están sustituyendo al dinero físico para una parte importante de la población.
Beneficios extraordinarios de Tether
El éxito de Tether ha sido tan descomunal que ha dejado atrás a todos sus competidores. Actualmente, representa el 70% de la actividad global con stablecoins, lo que ha llevado a la compañía a obtener beneficios récord: unos 13.000 millones de dólares en el último año. Una cifra que, aunque modesta comparada con los gigantes financieros tradicionales, resulta sorprendente si se tiene en cuenta que la empresa apenas cuenta con entre 150 y 200 empleados. Unas cifras, además, que irán a más, ya que cada trimestre adquiere cerca de 40 millones de usuarios nuevos.

Y lo más relevante es cómo obtiene ese beneficio: Tether toma el dinero que sus usuarios entregan a cambio de USDT y lo invierte principalmente en deuda soberana estadounidense. En 2024, la firma afirmó que poseía 113.000 millones de dólares en activos, el 72% de ellos en bonos del Tesoro a corto plazo. Si Tether fuera un país, estaría entre Corea del Sur y Emiratos Árabes Unidos como uno de los mayores tenedores extranjeros de deuda de EE. UU., según estimaciones de The Economist.
Línea directa con Trump
Esta situación otorga a Tether una importancia estratégica. En un mundo marcado por la tensión geopolítica y la fragilidad de los mercados financieros, la posibilidad de que la empresa liquidase masivamente sus bonos podría generar inestabilidad global. Este poder implícito también podría explicar su posible conexión con Trump.
Recordemos que en 2021, Tether fue sancionada con 41 millones de dólares por no mantener reservas suficientes. Además, la fiscal general de Nueva York, Letitia James, denunció las operaciones opacas entre Tether y la plataforma de intercambio Bitfinex, calificándolas de «fraudulentas» y multándolas con 18,5 millones. Sin embargo, desde la llegada de Trump, esas investigaciones parecen haber quedado archivadas.
La influencia de Tether en el gobierno estadounidense no termina ahí. Poco después del mencionado viaje de Ardoino a Washington, se desplazó a Nueva York para reunirse con representantes de Cantor Fitzgerald, un banco de inversión con el que mantiene desde 2021 un acuerdo multimillonario. Esta firma gestiona una parte significativa de las reservas de activos que respaldan el valor del USDT. Uno de los artífices de dicho contrato fue Howard Lutnick, entonces CEO de Cantor Fitzgerald y hoy secretario de Comercio de Trump.
Tether en los bajos fondos: el sueño del crimen organizado
A medida que crece su influencia en las finanzas “legales”, también lo hace su peso en el lado oscuro del sistema. Tether se ha convertido en una herramienta ideal para el lavado de dinero, por su capacidad para mover grandes cantidades sin restricciones, escrutinio ni control fronterizo. A diferencia del dinero físico, que tiene limitaciones evidentes, o de otras criptomonedas, cuyas transacciones pueden ser rastreadas cuando son grandes cantidades, Tether permite transferencias casi invisibles en el momento.
Un reportaje reciente sobre el lavado de dinero lo describía de forma contundente: «Es el equivalente financiero a poder presentarse en el aeropuerto, abrir una puerta secreta y subir directamente al avión, sin rayos X, sin control de pasaportes ni aduanas. Pocos productos tan útiles para los delincuentes y tan peligrosos para el sistema financiero han prosperado con tan poca regulación”.
Un estudio de TRM Labs, firma especializada en análisis blockchain, reveló que una proporción significativa de las transacciones en Tether están ligadas a actividades delictivas. Países como Irán y Rusia han utilizado USDT para evadir sanciones internacionales. Incluso la ONU ha señalado a Tether como la “opción preferida” para redes de blanqueo de dinero en el sudeste asiático.
La empresa, por su parte, afirma colaborar con las autoridades, congelando monederos relacionados con actividades ilícitas y cumpliendo con las peticiones judiciales. No obstante, la magnitud del problema es enorme. Y los recursos de la compañía para enfrentarlo, escasos. Aunque ha prometido ampliar su equipo de cumplimiento, solo planea sumar unas pocas decenas de personas. Un esfuerzo claramente insuficiente si se tiene en cuenta el volumen y la complejidad de las transacciones que gestiona.