El verano es una época en la que muchas empresas reducen su actividad y gran parte del personal disfruta de sus vacaciones. Sin embargo, este periodo de descanso suele coincidir con un aumento de ciberriesgos a modo de amenazas digitales, ya que los ciberdelincuentes aprovechan la menor vigilancia para intentar acceder a los sistemas y obtener beneficios ilícitos.
Con las oficinas vacías y menos personal monitorizando las redes, las vulnerabilidades se multiplican. Las vacaciones son una oportunidad perfecta para los atacantes, que buscan brechas en los sistemas, credenciales desprotegidas o simples errores humanos.
Por eso, es importante ser conscientes de los principales ciberriesgos que acechan a las organizaciones en verano y tomar medidas preventivas para mitigarlos.
1. Falta de monitorización
La reducción de personal en verano provoca que los sistemas sean vigilados con menor intensidad. Esto permite a los atacantes prolongar sus intrusiones sin ser detectados y ejecutar ataques más complejos. Sin una monitorización constante, el tiempo de reacción se alarga y el daño puede ser mayor.
2. Phishing estacional
En verano aumentan los intentos de phishing adaptados al contexto vacacional. Correos fraudulentos con mensajes sobre viajes, reservas o supuestos cambios en horarios laborales logran engañar a empleados distraídos que consultan su correo desde lugares menos seguros.
3. Redes inseguras
El uso de redes WiFi públicas durante las vacaciones para acceder a sistemas corporativos expone la información a riesgos. Comunicaciones interceptadas o dispositivos comprometidos pueden convertirse en puertas de entrada a los datos de la empresa.
4. Pérdida o robo de dispositivos
Durante los desplazamientos, los dispositivos móviles corporativos son más propensos a perderse o ser sustraídos. Si no están correctamente protegidos, un simple extravío puede derivar en la exposición de información sensible.
5. Vulnerabilidades sin parchear
Muchas empresas retrasan la aplicación de actualizaciones en verano, dejando abiertas vulnerabilidades conocidas. Este descuido ofrece a los atacantes la posibilidad de aprovechar fallos ya documentados para infiltrarse en los sistemas.
6. Ataques a proveedores
Los ciberdelincuentes pueden dirigir sus ataques a socios o proveedores con menos medidas de seguridad, accediendo por esa vía a las redes de la empresa. La interdependencia digital convierte a la cadena de suministro en un objetivo habitual.
7. Sabotajes internos
La menor supervisión y la ausencia de responsables pueden ser aprovechadas por empleados descontentos o con malas intenciones para sustraer datos, alterar registros o sabotear procesos internos sin ser descubiertos de inmediato.
8. Ransomware
El ransomware sigue siendo uno de los ciberriesgos más graves y frecuentes. El periodo estival, con menor vigilancia y más lentitud en la reacción, es ideal para los ciberdelincuentes que buscan secuestrar datos y extorsionar a la empresa.
9. Datos desordenados
El caos en la gestión de la información aumenta las posibilidades de error y dificulta la detección de amenazas. En verano, cuando el control es menor, los problemas derivados de datos duplicados o mal organizados pueden amplificar otros ciberriesgos.
10. Deficiente respuesta ante incidentes
Finalmente, la falta de un plan bien definido para responder a incidencias durante las vacaciones puede agravar las consecuencias. Sin procedimientos claros ni personal asignado, los daños son más difíciles de contener y reparar.
Las vacaciones no significan que los ciberriesgos desaparezcan. Al contrario, es un momento en que las amenazas digitales aumentan su intensidad y las organizaciones quedan más expuestas.
Preparar a los equipos antes del verano, mantener la vigilancia y disponer de un plan eficaz son las mejores armas para proteger la empresa incluso cuando todos disfrutan de un merecido descanso.