¿Tienes barriga? ¿Sabes por qué? ¿Alguna vez te has levantado, te has mirado al espejo o simplemente te has sentado a desayunar y has notado que tu barriga parece haber crecido “de la nada”? No hablamos de una ligera hinchazón después de una comida copiosa, sino de una distensión abdominal notable, persistente y, en ocasiones, bastante molesta. Si no hubo excesos gastronómicos la noche anterior ni cambios en tu dieta, quizás la razón no esté en lo que comiste, sino en cómo te sentiste.
En este artículo vamos a hablar de un motivo muy común —y a menudo subestimado— que puede provocar una barriga prominente de forma repentina: el estrés. Y sí, es más serio de lo que parece.
9¿Por qué a unas personas les pasa y a otras no?

No todo el mundo desarrolla barriga por estrés, pero hay ciertos perfiles más propensos:
- Personas con un sistema nervioso más sensible. Tienen una comunicación más intensa entre su cerebro y su intestino, por lo que cualquier emoción se somatiza más fácilmente.
- Mujeres. Las mujeres suelen ser más propensas por temas hormonales, pero también por una mayor presión emocional o social.
- Personas con síndrome del intestino irritable. El estrés es un disparador frecuente de los brotes en quienes ya tienen un intestino sensible.
- Personas con sobrecarga constante. Multitarea, falta de descanso, autoexigencia, emociones reprimidas… Todo esto se refleja en el aparato digestivo cuando no se gestiona adecuadamente.
- Genética y entorno. Hay factores genéticos que influyen en la manera en que procesamos el estrés y en cómo se manifiesta físicamente.