La nueva propuesta de Antena 3, La Encrucijada, ha conquistado el prime time de las televisiones y, sin querer, se ha erigido en un fenómeno social. Protagonizada por Rodrigo Guirao (César Bravo) y Ástrid Janer (Amanda Oramas), la serie ha verificado que las historias que mezclan pasiones y secretos familiares todavía arrastran a la gente.
1UN BESO QUE LO ALTERA TODO

El capítulo 5 de La Encrucijada contendrá una escena que llame la atención: César y Amanda, inmersos en un juego de mentiras y deseos ocultos, sellan su tensión con la huella del beso. El beso no será otro gesto romántico. Detrás de todo eso César esconderá su estrategia para ocultar el robo de un cuadro de su familia. Esa ironía es evidente: el engaño se transforma en el momento más sincero entre dos personas.
En la otra punta, la madre de César; la actuación de la madre de César, que se encuentra siguiendo la pista a su hijo a pesar de su Alzheimer se mostrará con la dulce delicadeza; esa delicadeza de que la memoria de una mujer pueda ser la única que evidentemente puede dar cuenta del vínculo más auténtico para contrarrestar tanto cálculo.
Pero las dudas de Amanda a la versión de César a su vida pasada continúan sin responderse. ¿Puede tomar su palabra? Tal vez la contestación decide la propia trama. Así, el capítulo 6 permitirá una vuelta de tuerca quizás destructiva a la historia del relato de David cuando descubra que, quizás, la suya sea una identidad dolosa. La pregunta “¿Quién soy?” resuena con fuerza en un relato donde nadie es el que dice ser. Tal vez David no es quien creía.