sábado, 5 julio 2025

Montoya por fin rompe su silencio y explica el porqué de su conducta desde que acabó ‘Supervivientes 2025″                                  

El reality show puede ser algo positivo y negativo a la vez: te convierte en estrella, pero también te devora. José Carlos Montoya, el sevillano que ha conseguido millones de espectadores en La isla de las tentaciones y Supervivientes 2025, ha optado por alejarse de la luz pública después de meses y meses de estar expuesto a través de una pantalla. Dos semanas después de su marcha, concursante ha escrito un conmovedor mensaje en Instagram donde explica que se ha alejado de los medios y que recibe ayuda profesional para recuperar su bienestar.

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EL CAMINO A LA RECUPERACIÓN

Fuente: Telecinco

«La salud mental no es una broma», afirma Montoya. La decisión de hacer valer su bienestar y abandonar los platós es un antes y un después. No es una retirada, es un acto de valentía en un mundo donde la fama pasajera puede costar más de lo que paga el que se expone. Su historia sirve de aviso.

El sevillano no pide compasión, sino entendimiento. En su carta pide perdón a su horda de seguidores por «no estar a la altura», pero deja claro que no es culpable de todo lo que ha sucedido. «Gracias a tener un entorno limpio y a grandes profesionales, estoy en el camino para volver a ser feliz», dice. Su mensaje es de esperanza y también un mensaje para reflexionar sobre la forma en que consumimos el dolor ajeno.

Montoya pudo haber continuado por la senda de cobrar cheques, pero prefirió salvarse. Su historia es la de un reality, y es también la de una sociedad que debe decidir si el espectáculo vale más que las personas. Quizás, al abrir la boca, ha abierto una puerta para que otros la abran. No será ni rápida ni sencilla su recuperación. Los psicólogos que han sido consultados para este artículo consideran que el daño que puede causar la exposición mediática masiva requiere años de terapia.

El chico no solo lucha con su angustia, con la lengua envenenada y la estigmatización de ser considerado el chico del drama, sino que su reto en la vida es la reconstrucción lejos de las luces de los focos, algo que resulta casi imposible en la época actual donde el clickbait y la contaminación informativa forman parte de eso que llamamos la era de mayores excedencias de información.

Pero también hay un rayo de esperanza en la historia del chico. Su denuncia contra la forma abusiva de hacer televisión con personas es un símbolo de la gente que exige un cambio. No se trata de cancelar, prohibir, lo que suceda en los realities, sino de humanizarlos. Algunas televisiones en Europa comienzan a aplicar protocolos de salud pública para los concursantes, y en España, su denuncia puede acabar siendo la punta de lanza para atraer esta transformación.

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