La experiencia culinaria puede frustrarse con un simple huevo cocido mal ejecutado. A veces, al intentar hacer un huevo duro, el resultado no es más que una pieza deslucida, con clara pegajosa y un sabor apagado. Reconocer el problema es el primer paso para mejorar tus técnicas y disfrutar de una textura y un gusto óptimos cada vez.
Muchos de nosotros hemos visto burbujas blancas flotando y claras cuajadas indeseadas. Recordar consejos ancestrales y adaptarlos a nuestra cocina diaria ayuda a superar estos tropiezos. A partir de ahora, cada huevo cocido será uniforme, sabroso y fácil de pelar, gracias a un sencillo gesto que cambiará por completo tu preparación.
5Un toque de vinagre

Mi abuela añadía siempre un chorrito de vinagre al agua hirviendo. Este consejo, unido al pinchado previo, al preparar el huevo duro actúa como estabilizador de la clara, evitando su dispersión si surgiera una pequeña fisura. El vinagre mejora la coagulación de la proteína y facilita el pelado perfecto…
No necesitas invertir en productos caros: un poco de vinagre de vino blanco es suficiente. Además, ayuda a blanquear la clara y permite desprender la cáscara con mayor facilidad. Dos gestos simples garantizan un desayuno sin sobresaltos ni piezas deformadas.