La experiencia culinaria puede frustrarse con un simple huevo cocido mal ejecutado. A veces, al intentar hacer un huevo duro, el resultado no es más que una pieza deslucida, con clara pegajosa y un sabor apagado. Reconocer el problema es el primer paso para mejorar tus técnicas y disfrutar de una textura y un gusto óptimos cada vez.
Muchos de nosotros hemos visto burbujas blancas flotando y claras cuajadas indeseadas. Recordar consejos ancestrales y adaptarlos a nuestra cocina diaria ayuda a superar estos tropiezos. A partir de ahora, cada huevo cocido será uniforme, sabroso y fácil de pelar, gracias a un sencillo gesto que cambiará por completo tu preparación.
3El secreto de la abuela

El truco olvidado por muchos y redescubierto en libros de Julia Child es tan antiguo como efectivo: pinchar el huevo antes de cocerlo. Al hacer un huevo duro, crear un diminuto orificio en la base permite liberar el aire atrapado, evitando grietas sin fuga de clara líquida. Este gesto estratégico conserva la forma y la uniformidad del huevo.
Solo necesitas un alfiler o una herramienta específica para perforar la bolsa de aire entre la cáscara y la clara. El agujero debe ser casi invisible y lo justo para dejar escapar presión, sin que salga ni una gota de contenido. Así, tu próximo cocido será impecable.