¿Te imaginas llegar a tu autoescuela un viernes y descubrir que todo lo que sabías ya no vale? Así se han sentido miles de alumnos con la última orden de la DGT, que entró en vigor este martes pasado. El cambio ha sido abrupto y sin aviso previo. Inesperado y complejo.
Ahora toca adaptarse sin demora: repensar horarios, rutas y métodos de enseñanza. Profesores y directores organizan reuniones maratonianas para equipar motos con airbag y ajustar itinerarios de carretera. Este reto es una oportunidad para mejorar la formación y garantizar que los futuros conductores vivan experiencias reales al volante desde el primer día.
6Profesor siempre cerca

La figura del profesor evoluciona: viaja en moto junto a los alumnos para supervisar cada maniobra y ofrecer corrección inmediata. La DGT exige un máximo de tres estudiantes por docente en carretera y cinco en circuito cerrado. Esta atención personalizada aumenta la seguridad y mejora la confianza de los noveles conductores…
Compartir carretera permite al profesor detectar errores sutiles en tiempo real, desde postura hasta anticipación de curvas. Esta modalidad rompe con la lejanía de clases teóricas. La retroalimentación instantánea acelera el aprendizaje y forja hábitos seguros antes de afrontar la prueba definitiva que otorga el permiso al fin sin presión.