¿Te imaginas llegar a tu autoescuela un viernes y descubrir que todo lo que sabías ya no vale? Así se han sentido miles de alumnos con la última orden de la DGT, que entró en vigor este martes pasado. El cambio ha sido abrupto y sin aviso previo. Inesperado y complejo.
Ahora toca adaptarse sin demora: repensar horarios, rutas y métodos de enseñanza. Profesores y directores organizan reuniones maratonianas para equipar motos con airbag y ajustar itinerarios de carretera. Este reto es una oportunidad para mejorar la formación y garantizar que los futuros conductores vivan experiencias reales al volante desde el primer día.
5Más práctica real

Las autoescuelas pasan de circuitos cerrados a impulsr cuatro horas en vías abiertas, de las cuales dos serán en carreteras convencionales, escenario con mayor mortalidad. La DGT así prioriza la experiencia real sobre el adiestramiento estático. Conducir en escenarios auténticos enseña a reaccionar mejor ante imprevistos y reduce riesgos visibles.
Este cambio rompe la rutina de giros vacíos y exige anticipación continua. Los alumnos aprenderán a leer el entorno, interactuar con otros vehículos y anticipar las reacciones de peatones y ciclistas. Practicar en carreteras reales fortalece la toma de decisiones y prepara para cualquier incidente de tráfico mortal o leve.