¿Te imaginas llegar a tu autoescuela un viernes y descubrir que todo lo que sabías ya no vale? Así se han sentido miles de alumnos con la última orden de la DGT, que entró en vigor este martes pasado. El cambio ha sido abrupto y sin aviso previo. Inesperado y complejo.
Ahora toca adaptarse sin demora: repensar horarios, rutas y métodos de enseñanza. Profesores y directores organizan reuniones maratonianas para equipar motos con airbag y ajustar itinerarios de carretera. Este reto es una oportunidad para mejorar la formación y garantizar que los futuros conductores vivan experiencias reales al volante desde el primer día.
1Confusión en las aulas por la nueva norma de la DGT

La publicación de la nueva norma pilló desprevenidos a muchos centros. Aulas vacías y motos sin airbag generaron vorágine de dudas y prisa. La DGT ha dejado muy poco margen para los ajustes y los profesores sienten la presión de no retrasar ningún examen práctico ni teórico durante la transición.
La sensación de caos se disparó cuando varios alumnos vieron sus clases canceladas. Ajustar calendarios implica reorganizar grupos y replantear prácticas en vías reales. El reto administrativo ha llevado a autoescuelas a colaborar más que nunca. Este contexto tenso pone el espíritu innovador a prueba mientras aprenden a navegar el cambio hoy mismo.