Talgo ha visto como se acaba el mes de mayo, y el de junio, cuando se esperaba que se cerrará el acuerdo con Sidenor. La compra por parte de la empresa del País Vasco que dirige José Antonio Jainaga del 29,8% de las acciones de la empresa fabricante de trenes que actualmente controla el fondo de inversión Trilantic. El proceso ha sido más largo de lo esperado originalmente, ya que el fabricante tiene encima varias entregas que no ha podido realizar a tiempo, y se suma una deuda de más de 400 millones de euros, encabezada por 116 millones de multa por los retrasos en la entrega de los Avril a Renfe.
Es una situación complicada, pues el problema que debería resolver Talgo, con la compra, su deuda y los retrasos de sus entregas, necesita un comprador para resolver el problema. La realidad es que la empresa está atrapada en un círculo vicioso, pues la única opción que tienen para seguir sumando ingresos es firmar nuevas órdenes de entrega, como el reciente acuerdo con la alemana FlixTrain, aun si en este proceso suman el riesgo de un nuevo retraso en las entregas de sus trenes, que se traduzca en otra sanción.
Lo cierto es que desde el gobierno del País Vasco se ha aceptado que este proceso ha sido más complicado de lo esperado. Según declaraciones recogidas por el portal On Economia el lehendakari vasco, Imanol Pradales, ha expresado sus dudas sobre la situación, señalando particularmente los problemas con la sanción por parte de Renfe. «Está siendo mucho más complicado porque la multa legalmente no se puede quitar», explico el dirigente político.
En cualquier caso, mientras que sigue avanzando el tiempo, la oferta hecha originalmente desde Sidenor se ve un poco peor. Las perdidas de la empresa, que superan los 100 millones de euros, los problemas en sus entregas y la necesidad de seguir sumando pedidos, se ha traducido en una caida en el valor de las acciones, ya por debajo de la oferta hecha por los de Jainaga, y muy distante de la hecha en su momento por la empresa húngara Magyar Vagon.
PROTEGER LA ESPAÑOLIDAD DE TALGO
La realidad es que a pesar de las dudas desde el Gobierno nacional, se ha dejado claro que es importante mantener una empresa que se considera «estratégica» bajo el control español. Fue el argumento esgrimido para vetar la oferta húngara, que creaba mala espina por la relación de la empresa con el gobierno de Viktor Orbán, pero también ha sido el motivo por el que se ha espantado la oferta polaca, hecha por Pesa, y la de la India, hecha por Jupiter Wagons. Es un esfuerzo conjunto, aunque de momento no se ha encontrado una solución para la sanción impuesta por Renfe.
Como se mencionó, no se puede retirar por motivos legales. Sin embargo, el propio ministro de Transporte y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, junto al de Industria y Turismo, Jordi Hereu, han dejado claro que hay fórmulas que revisar, como revisar la forma y fecha del pago. En esa situación se encuentra ahora la sanción, aunque de momento no se ha negociado cuál será la fórmula exacta que aplicarán desde el Gobierno para ayudar a facilitar la compra de Talgo por parte de Sidenor.

De momento, todo apunta a que se tratará de un aplazo hasta 2031 con la posibilidad de fraccionar el pago en 7 partes. Es cierto que la decisión obligaría al posible comprador a asumir la deuda con la ferroviaría estatal, pero al menos elminaría la inmediatez de la decisión.
SALVAVIDAS SEPI
De momento, todo indicar que la entrada de Sidenor en Talgo dependerá también de la presencia de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). La realidad es que la oferta hecha en su momento por Sidenor ya no tiene las garantías que en un principio venían de la mano del fabricante, pues sus problemas han seguido multiplicándose.
La presencia de la SEPI podría servir como desatascador, y dar algunas garantías necesarias para la empresa vasca. Al mismo tiempo, es importante tener una solución en el corto plazo, pues otro reloj le juega en contra a Talgo: El de los pedidos pendientes con la alemana Deutsche Bahn y la danesa DSB.