No era el Madrid de los años veinte un lugar cómodo para las mujeres con ambiciones, pero lo han demostrado las protagonistas de «La Favorita 1922»: que, a pesar de las inclemencias del tiempo, el restaurante que levantaron podía brillar en una sociedad patriarcal y machista. Pero en el capítulo 15, que se emitirá el lunes, 30 de junio a las 23.00 horas en Telecinco, la amenaza de cierre pesa como una losa sobre ellas. Las grietas en el grupo, las decisiones emocionales y las manipulaciones del marqués están a punto de llevarlas al límite.
2LA TORMENTA EXTERIOR DE LA FAVORITA 1922

El cierre al público del restaurante de La Favorita 1922 debido a la lluvia torrencial, no sólo supone un quebradero de cabeza logístico, sino también una imagen reflejo del diluvio de calamidades que inunda a las protagonistas. La lluvia empieza a caer sin piedad alguna en Madrid y, con ella, los anhelos de un regreso a la normalidad se desvanecen. Un local vacío no produce ingresos y, si no hay ingresos, no hay posibilidad de continuidad del negocio.
Pero la auténtica tormenta no proviene del cielo sino que se concentran las decisiones tomadas entre esas cuatro paredes. Mientras el marqués sigue manejando los hilos en la penumbra, las favoritas se enfrentan a un enemigo aún más temible: la duda. ¿Es realmente digno del esfuerzo seguir dando batalla en la confianza de poder ganar, cuando todo parece estar en contra? La lluvia dejará de caer pero las consecuencias de esta crisis podrían ser irreversibles.
La secuencia de avance nos muestra escenas desgarradoras: mesas vacías, platos que nadie toca, miradas perdidas hasta caer al otro lado de la pared, donde la lluvia no cesa. La atmósfera claustrofóbica refuerza la sensación de que el tiempo se agota. Incluso los clientes habituales han dejado de dejarse caer por el lugar y cuando esto sucede, el restaurante no deja de ser un cascarón vacío.
La tormenta también sucede en las relaciones personales. Esos pequeños conflictos que se intentaban contener explotan con una inusitada fuerza. Rosa, Ana y Cecilia, mantenidas entre las espinas, unas contra las otras, mientras que Lourdes parece estar en una nube de indecisión. El interrogante que sobrevuela a todas ellas y se asoma sucio e hiriente es: ¿qué queda cuando el proyecto que las unía se rompe?
El marqués, desde luego, aprovecha el momento. Es por contactos y por influencia que puede obrar por quienes asoman a la sombra, con la certeza de que nadie se atreverá a lanzar un salvavidas para las favoritas. Pero lo inquietante no es, sin embargo, su intriga, sino la posibilidad de que alguna de esas mujeres acabe aliándose con él.