lunes, 30 junio 2025

Europa como imán inmobiliario: oportunidades de oro, sombras en el sur

L’Hospitalet se prepara para acoger una nueva edición del polémico The District 2025, el principal foro inmobiliario de Europa desde la perspectiva del capital, que tendrá lugar del 30 de septiembre al 2 de octubre.

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Este foro que cuenta con amplio rechazo social por su visión neoliberal del mercado de la vivienda vuelve a Cataluña en un contexto peculiar: mientras muchas economías desarrolladas aún lidian con la escasez de liquidez y el endurecimiento de las condiciones financieras, Europa, y en particular su flanco sur, se perfila como el terreno más fértil para las inversiones en ladrillo.

El giro no es menor: lo que antes era considerado periferia, ahora brilla como centro de atención. Así lo han confirmado las primeras conclusiones del roadshow internacional del foro, presentado en Londres, donde representantes de grandes fondos como King Street Capital Management y TPG coincidieron en que el año en curso ofrece oportunidades únicas para quien todavía tiene capital disponible.

The District 2025 se organizara en Barcelona del 30 de septiembre al 2 de octubre Merca2.es
Imagen de The District 2024. Foto: Cedida.

La falta de liquidez generalizada está haciendo que los inversores con recursos puedan permitirse ser más selectivos y exigentes: compran mejores activos, negocian mejores condiciones, y se posicionan con visión a largo plazo.

Paul Brennan, socio y codirector de Real Estate en King Street, fue tajante: «En 2025 estamos observando que hay menos grupos con capital, así que quien lo tiene puede adquirir mejores retornos y estructuras más sólidas».

Su homóloga en TPG, Maria Terzini, sostiene que este es un momento para invertir justamente porque la competencia ha bajado y la presión por cerrar operaciones rápidas se ha reducido.

YA NO SON PIGS

Durante décadas, países como España, Portugal, Italia y Grecia arrastraron una imagen de fragilidad económica, poco apetecible para grandes fondos internacionales. Hoy, esa percepción ha cambiado radicalmente.

No solo por la recuperación pospandemia y la estabilidad institucional, sino porque las cifras macroeconómicas empiezan a contar una historia diferente. En palabras de Brennan, los mejores resultados se están obteniendo en la periferia europea.

Terzini, por su parte, subrayó el aumento del PIB en estos países respecto a economías tradicionalmente más sólidas como la alemana, con especial mención a España, donde el crecimiento económico, el dinamismo demográfico y el auge del consumo interno crean un terreno especialmente fértil para la inversión inmobiliaria.

No sorprende entonces que los fondos soberanos estén ampliando su presencia en la región. Según Brennan, el fondo soberano de Singapur ha representado en torno al 5% de toda la actividad inmobiliaria europea durante los últimos tres años.

Este tipo de actores no sólo cuenta con capital a gran escala, sino que además opera con horizontes temporales mucho más amplios, lo que permite apostar por proyectos de transformación urbana o regeneración de largo recorrido.

LAS SOMBRAS DEL BOOM

Sin embargo, mientras el sector celebra este renovado apetito por la inversión en el sur de Europa, las luces del crecimiento tienen también sus sombras. Porque detrás de cada oportunidad para el capital, emerge una serie de efectos secundarios que ya están haciendo mella en muchas ciudades del Mediterráneo.

Madrid es un ejemplo paradigmático. El aumento del interés inversor ha ido de la mano con un alza de precios sostenida, tanto en compra como en alquiler. En muchos barrios, el acceso a la vivienda se ha vuelto inalcanzable para buena parte de la población local.

Lo que en otro tiempo fueron viviendas familiares o de alquiler residencial ahora se convierten en activos financieros, muchos de ellos destinados al alquiler turístico, otros simplemente retenidos en espera de que su valor aumente.

Esta dinámica provoca no solo una expulsión de residentes tradicionales del centro urbano, sino también una transformación acelerada de la identidad de los barrios, que se adaptan a la lógica del capital global antes que a las necesidades de quienes viven en ellos.

Lisboa, Atenas y Nápoles viven procesos similares. Fondos internacionales adquieren paquetes de propiedades enteras, desplazan inquilinos, rehabilitan con criterios de rentabilidad máxima, y dinamitan de paso los equilibrios sociales existentes.

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Imagen de Lisboa. Foto: Europa Press.

En los últimos tiempos está aumentando la presión ciudadana contra la turistificación, la gentrificación y la pérdida de tejido vecinal. Este modelo, centrado en el negocio inmobiliario, plantea también dudas sobre la sostenibilidad económica.

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Basar el crecimiento en la captación de capital extranjero puede generar burbujas especulativas y una excesiva dependencia de un sector vulnerable a los ciclos financieros. La crisis de 2008 sigue siendo una advertencia latente: cuando el ladrillo cae, arrastra consigo todo lo que se apoyaba en él.


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