Para los millones de fans que han disfrutado de La Promesa, la serie de TVE que ha conquistado por su historia de intrigas palaciegas, romances prohibidos y paisajes de ensueño, la historia continúa más allá del último capítulo: los rincones donde se desarrolló la ficción no son un mero decorado, sino los lugares donde sucedieron de verdad las cosas, que respiran historia, belleza y ese aroma especial que convierte un viaje en una experiencia vital.
PALACIOS Y JARDINES DE LA PROMESA

Un palacio que representa a la perfección el esplendor de La Promesa, es sin duda el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso. Situado en tierras segovianas, este conjunto arquitectónico del XVIII fue el lugar elegido para situar lo que fue la garden party que marcó el principio y el final de la serie. Sus jardines de un marcado estilo versallesco, con fuentes monumentales y escultura mitológica, hacen revivir la época dorada de la nobleza española.
Cada paso por estos jardines puede recordar un capítulo de la serie que evoca el lujo y la elegancia de los marqueses de Luján. El palacio —que fue edificado por orden de Felipe V— es un canto a su historia y merece una visita exhaustiva por sí mismo. Para los fans de la serie será difícil no recordar las intrigas palaciegas al recorrer sus salones y galerías.
La Granja de San Ildefonso no es sólo un escenario de juego, sino que la historia de España se encuentra en cada detalle. Las fuentes —que sólo funcionan en fechas señaladas— son un espectáculo de agua y música que hace despertar a otra época. El pueblo que abraza el castillo bien merece la pena la visita. Con su adoquinado y sus casas a tono con la tradición, propicia el escenario perfecto para culminar la experiencia.
No existe mejor manera de ponerle broche de oro a la jornada que con un asado segoviano en cualquiera de los mesones, donde la gastronomía se vuelve otro protagonista. Desde el mirador al que Jana se asomaba para mirar los jardines hasta los bancos de piedra que presenciaron conversaciones de gran calado, cada esquina guarda su propio relato a saga o de la saga.
AMOR ENTRE OLAS

Galicia esconde en su interior uno de los lugares más recónditos de La Promesa: la playa de Vilela. Se encuentra situada en el municipio coruñés de Mañón, esta pequeña cala de arena blanca y aguas cristalinas fue el lugar que han sido testigos de esos momentos tan íntimos de los protagonistas de la serie. Alejada del bullicio y el ajetreo de las playas más multitudinarias de los estíos gallegos, Vilela se ha convertido en un remanso de paz en donde el tiempo parece detenerse.
Los protagonistas —Jana y Manuel— y el sonido de las olas y la brisa marina eran los protagonistas de esta playa donde viven escenas llenas de carga emocional. Para los viajeros que intentan volver a vivir la magia de la serie, este lugar gallego puede no ser solo un bello lugar natural, sino la sensación de que se está pisando un lugar real, pero que a la vez es parte de la memoria emocional de la serie.
La playa de Vilela no es fácil de encontrar, lo que hace del viaje una experiencia diferente. El acceso no es fácil y requiere de caminos rurales y pequeñas sendas para llegar casi a la meta, que lo incorpora a la puesta en escena de una mala película. Pero vale la pena el esfuerzo del viajero, que se topa con una playa casi virgen, donde el marisco fresco y el sonido de las gaviotas son parte de la escena de la película.
Los alrededores de Mañón también son dignos de ser descubiertos. Se pueden encontrar impresionantes acantilados y a pueblos pesqueros en los que parece que el tiempo no ha pasado, de modo que la zona es adecuada para hacer una escapada romántica o bien para una escapada familiar. No es de extrañar que el equipo de La Promesa eligiese este lugar para rodar algunas de las escenas más emotivas de la serie.
Para los fans más curiosos, hay detalles que enganchan directamente con la ficción. La roca donde Jana y Manuel se separaban a ver la puesta de sol; el pequeño muelle del que partían las barcas, son lugares que son y ahora forman parte de la leyenda de la serie. No hay cámaras grabando, pero la magia permanece intacta.
TIERRA Y ALMA DE LEYENDAS

Aun cuando La Promesa se venía realizando también en otros lugares, es cierto que su corazón latía, infinitas veces, en Los Pedroches. Esta comarca al norte de Córdoba, con sus anchas dehesas, sus pueblitos blancos y la sabiduría arquitectónica popular, era el espacio ficticio por el que transcurre la vida en la finca de los marqueses de Luján. Un espacio que parece detenerse en el tiempo; donde naturaleza e Historia permanecen enredadas.
Recorrer Los Pedroches es descubrir el alma de Andalucía, desde sus olivares centenarios hasta esas pequeñas iglesias y esas placitas que invitan a la sosiego. Para los fans, será fácil imaginar a los personajes cabalgando entre encinas o a un grupo de intrigantes conspirando en un cortijo señorial, como el de los marqueses de Luján. Y la posibilidad de acercarse a ciudades como Córdoba o Granada complementa esta visita con desatadas opciones culturales.
La comarca de Los Pedroches es un paraíso para los amantes de la naturaleza. Sus dehesas, donde encinas y ganado forman un todo, son un marco ideal para practicar rutas a caballo o en bicicleta. Y en otoño, el espectáculo de la berrea del ciervo añade un dramático toque en el que bien podría encajar la serie.
Los pueblos de la zona, como Pozoblanco o Villanueva de Córdoba, conservan un encanto rural que enamora: empedrados, patios llenos de flores, una cultura de tapas. No hay que perderse la oportunidad de probar el jamón ibérico, uno de los mejores de España.
Para quien quiera experimentar la esencia de La Promesa, existe un modelo de alojamiento rural que recrea el ambiente de los cortijos señoriales, donde dormir bajo techos de madera, con vistas a las dehesas, es la mejor manera de soñar con las tramas palaciegas y los romances ocultos.