Cerca de cuatro de cada diez municipios en España enfrentan una amenaza real de despoblación, lo cual ha generado una preocupación tanto en las instituciones públicas como entre los ciudadanos. En este contexto, el mercado de la vivienda en áreas rurales está empezando a captar un interés renovado, sobre todo entre jóvenes que buscan una forma de vida más asequible, serena y conectada con la naturaleza.
La creciente diferencia entre las grandes ciudades, cada vez más saturadas y con precios elevados, y los pequeños pueblos, donde la población disminuye año tras año, está redefiniendo el mapa residencial del país.
En este nuevo escenario, mudarse a un entorno rural ya no es solo una alternativa romántica, sino también una opción viable y respaldada por nuevas ayudas públicas.
INCENTIVOS PÚBLICOS
Conscientes del problema, tanto el Gobierno central como varias comunidades autónomas han puesto en marcha programas de ayuda para fomentar la compra de vivienda en localidades con pocos habitantes.
En el marco del Plan Estatal para el Acceso a la Vivienda 2022-2025, los jóvenes menores de 35 años pueden beneficiarse de subvenciones de hasta 10.800 euros si adquieren una vivienda en municipios con menos de 10.000 habitantes. Eso sí, el precio del inmueble no debe superar los 120.000 euros (sin incluir gastos).

Esta iniciativa está gestionada por las autonomías, y algunas ya han abierto sus convocatorias. Castilla-La Mancha, por ejemplo, mantiene activa su línea de ayudas hasta octubre de 2025. La Rioja también ha lanzado su convocatoria, vigente hasta septiembre de este año.
Ambas regiones ofrecen la misma cantidad de hasta 10.800 euros, equivalentes al 20% del valor de compra, con las mismas condiciones en cuanto a edad y precio de la vivienda. Navarra ha introducido una variante: su ayuda se orienta a municipios aún más pequeños, de menos de 5.000 habitantes, y ofrece un apoyo económico que puede alcanzar hasta el 16% del precio de la vivienda, dependiendo de los ingresos del comprador y su unidad familiar.
En este caso, el valor máximo permitido del inmueble se calcula según el precio por metro cuadrado (hasta 150.516 euros para 80 m²).
COMUNIDAD VALENCIANA Y ANDALUCÍA
En el caso de la Comunidad Valenciana, donde más del 30% de los municipios enfrentan riesgo de despoblación, también se está implementando esta ayuda estatal. Si bien el proceso administrativo se encuentra aún en fase de apertura, la Generalitat ya ha anunciado que los jóvenes podrán acceder a los mismos beneficios económicos establecidos por el Gobierno central.
Además, se ha publicado una resolución autonómica en el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana (DOGV) que especifica los requisitos para solicitar la subvención, entre ellos: ser menor de 35 años, no tener otra vivienda en propiedad y que el inmueble esté ubicado en una localidad con menos de 10.000 habitantes.
La nacionalidad española o la residencia legal también son condiciones obligatorias. Andalucía, por su parte, ha optado por incentivar la compra de vivienda a través de una reducción de impuestos. En 426 municipios andaluces con menos de 3.000 habitantes, el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados (ITP/AJD) ha bajado del 8% al 3,5%, siempre que el inmueble se destine a vivienda habitual y no supere los 150.000 euros de precio.
Esta medida puede suponer un ahorro de hasta 6.750 euros para quienes adquieran inmuebles dentro de los límites establecidos. Además, la Junta ha ampliado otras bonificaciones, como una deducción anual en el IRPF de hasta 400 euros por cada hijo que viva en estos municipios, duplicando el beneficio anterior.
NUEVO HORIZONTE
El atractivo de los pueblos va más allá del precio de la vivienda. Muchos jóvenes ven en estas ayudas una oportunidad real para emprender nuevos proyectos de vida, teletrabajar en un entorno natural, y formar una familia lejos del estrés de las grandes urbes.
El mercado inmobiliario rural, que durante años ha estado relegado a un segundo plano, empieza a mostrar signos de recuperación con la ayuda de estas políticas de apoyo. La clave ahora está en garantizar servicios básicos, como conectividad, transporte y educación, que permitan consolidar a largo plazo el asentamiento de nuevos pobladores.