viernes, 27 junio 2025

«Sueños de Libertad»: Begoña comparte un gran secreto con Luz pero prefiere guardarse otro y no liarla más

«Sueños de Libertad» nos regala un nuevo capítulo en el que salen a la luz secretos por confesar y decisiones importantes que marcarán un nuevo rumbo en los personajes. La historia avanza a través de una mezcla de tensión y revelaciones donde cada gesto revela su segundo significado y cada conversación puede ser el preludio de un nuevo conflicto. Desde la manipulación hasta la redención, los personajes de este relato se ponen a navegar entre la lealtad y la traición.

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UNA CONFESIÓN QUE NO LO FUE

Fuente: Atresmedia

Begoña lleva semanas en Sueños de Libertad con un lastre que no es sólo suyo: ella sabe que María se simuló el suicidio como un modo de manipular a Andrés. En un instante débil opta por compartir esta afirmación con Luz, que tiene su propia tempestad interior mientras espera los resultados del examen. “Si no apruebo, lo dejo todo”, le dice Luz, lo que muestra que su futuro está en la cuerda floja.

Sin embargo, hay algo que Begoña opta por callarse, si duda forma de equilibrar la contención. Es su suposición de que entre María y Raúl hay algún asunto más que una relación profesional. ¿Por qué callar? Tal vez porque, al final y al cabo, teme que la verdad, girando la verdad en una punta, sea más dolorosa en realidades de lo que parece. Todo está en la tensión que se presenta entre lo dicho y lo callado y sostiene el arrastre de las escenas, que incitan al espectador a preguntarse cuándo estallará la próxima bomba.

Luz, recibe, de su parte, la declaración de Begoña con un mix de alivio y de congoja. ¿Hasta dónde llega la manipulación de María?, apela, y va revisando cada una de las interpelaciones que ha mantenido con su cuñada próximamente. Lo que desconoce Luz es que Begoña se encuentra en una lucha contra sus propios fantasmas (por ejemplo, el pavor a que Andrés no le crea si revela toda la verdad).

A veces callar es otra forma de mentir, apela, en un acceso de lucidez, y sigue sin atreverse a dar el paso decisivo. Julia, por su parte, con esa sensibilidad infantil que, a veces, se impone a la de los adultos, empieza a detectar algo extraño en las laceraciones de María. ¿Por qué no sangran como deberían?, inquiere, y no sabe que, por su curiosidad, puede desatar un seísmo familiar. Begoña trata de disuadirla; en todo caso, en este mundo las mentiras no suelen permanecer bien enterradas.

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