El capítulo 625 de la ficción más exitosa de RTVE promete conmocionar la casa de La Promesa, con sorpresas incendiarias, traiciones inesperadas y planes que se desmoronan. Petra, la criada, ya no está dispuesta a callarse: la sed de justicia —o venganza— que la arrastra la lleva a sacar a la luz un secreto que puede destrozar reputaciones. Mientras tanto, las tensiones entre los personajes de La Promesa alcanzan temperaturas de ebullición y dejan al descubierto la fragilidad de un universo donde las apariencias lo son todo.
3LA MISIÓN IMPOSIBLE DE RÓMULO

Rómulo, el mayordomo leal, había soñado con dejar la hacienda tras la fiesta para tomar unos días de muerted Vegetal, alejándose de la vida de las intrigas y de las obligaciones. Pero Alonso, persuasivo como siempre, le da una última misión que no puede ni debe rehusar: la misión es tan arriesgada como muy importante. Rómulo se encuentra en la disyuntiva entre la lealtad y la ansiedad por encontrar un poco de libertad: acepta la misión que le otorgan, pero sabe bien que le costará más de lo que él querría pagar.
Alonso no dice nada, pero su tono da a entender que aquí no podrá decir que no. ¿Qué secreto se encuentra en el interior de aquella misión? ¿Y por qué será precisamente Rómulo quien la puede llevar a cabo? Para el tiempo que Rómulo hace esto, el tiempo transcurre, el reloj avanza segundo tras segundo; a medida que el tiempo pasa, la sombra de lo irrevocable se va haciendo más larga.
La misión que le va dejando caer Alonso debe de suponer para Rómulo un viaje más allá de la hacienda de La Promesa, algo que hace años que no lo lleva a cabo. ¿Se tratará de un mensaje, de un encuentro con un amigo desconocido, de un pacto siniestro? Rómulo siente que aceptar esta misión le hace cruzar con un límite de no retorno: rechazar, sí que sería traicionar la familia a quien ha dedicado toda su vida.
Alonso, siempre hábil y persuasivo, con sus palabras busca manipular las emociones de Rómulo, recordándole todo lo que la hacienda ha hecho por él. «Esto no funciona sin ti», le llega a decir, con un tono que se asemeja a la vez a un cumplido, sin dejar de escuchar una advertencia. Rómulo sabe que las palabras de Alonso combinan ambas intenciones: si se marcha de la hacienda, entonces acepta que no quiera participar otra vez.
Finalmente, Rómulo acepta, pero bajo la condición de que sea la última vez que lo hace. Alonso asiente, pero su risa resulta demasiado ambigua como para tranquilizar a Rómulo. ¿Cumplirá la promesa que le ha hecho o esta misión será la primera de muchas? Una cosa es segura: el viaje de Rómulo cambiará la historia de ambos y de La Promesa.