Un contrato que ya avisa que está basado en un convenio aprobado hace 19 años, un ingreso que sigue dependiendo de la Retribución por Unidad de Obra (RUO); es decir, cuántos pedidos entregan y el tipo de pedidos. Lo cierto es que los datos que se muestran en el contrato firmado por los riders de Glovo muestran que, a pesar de algunas ventajas como las vacaciones y el pago por el mantenimiento de los vehículos, la empresa de entregas de alimentos ha conseguido firmar un contrato que cambia su realidad mucho menos de lo esperado.
El secreto ha sido apostar un convenio demasiado antiguo, y para trabajadores con una carga de trabajo muy diferente. Aun así, al menos de momento, Glovo no ha buscado firmar un nuevo convenio colectivo, algo que sería complicado al obligar a revisar también las condiciones de trabajo de los repartidores de sus rivales en Just Eat y Uber Eats, que tienen estrategias diferentes para operar con sus repartidores. En cualquier caso, es una apuesta que marca la forma en la que tendrán que operar los riders que se han quedado en la aplicación, que además ha empezado a eliminar sus colaboraciones con flotas externas.
El texto avisa que -para calcular los ingresos de los repartidores- habrá que tomar en cuenta varios factores: La población de la ciudad donde operan, la cantidad de destinos de cada pedido, calificados como «direcciones urgentes», el tiempo de espera y la hora del día a la que se hace cada pedido.


En el texto del contrato la propia empresa usa el ejemplo de un mensajero en moto con un contrato de 30 horas en Madrid (ciudad de más de 1.500.000 habitantes) que ha entregado 100 pedidos (ninguno doble) en una semana, recorriendo un total de 400 km, con un total acumulado de 20 minutos de espera y entregando 2 pedidos grandes. Según el cálculo del RUO hecho por la propia empresa, esto se traduciría en 398.09 euros a la semana. Al mismo tiempo, es evidente que Glovo no puede asegurar a sus riders que esas condiciones se repetirán todas las semanas, en particular ahora que inicia el verano.
En cualquier caso, el texto también confirma que al tener un contrato con los trabajadores pueden contar con recibir al menos el SMI, incluso si su facturación no lo cubre. También deja el adquirir un vehículo, que según el convenio debería ser de motor, a manos de los riders, sin embargo, confirman que se pagará tanto el mantenimiento de estos como el costo en combustible.
LOS RETOS DEL NUEVO MODELO DE TRABAJO DE GLOVO
En cualquier caso, la situación recuerda algo que ya sabían en Glovo: Que el proceso de contratación y las semanas y meses posteriores, serían complicadas. No es casual que se aportaran 100 millones de euros entre la empresa española y su matriz, la alemana ‘Delivery Hero‘, para enfrentar las dificultades de esta situación. En esa realidad se ha ido moviendo el proceso que entre los horarios ofrecidos, y el abandono del modelo de trabajo con flotas externas, al menos en algunas ciudades, demuestran que una parte de este proceso se ha hecho a través de ensayo y error.
El problema es que esto ha dejado a los repartidores en la incertidumbre hasta el último momento. Con la desaparición de las cuentas de autónomos restantes el próximo primero de julio, un paso que desde la CGT defienden que debe considerarse como despido, es clave que la plataforma funcione como es debido de cara al comienzo del verano. Ahora el reto será mantener tanto a los riders que ahora tienen un contrato directo con la plataforma, como a los usuarios, contentos con el funcionamiento del nuevo modelo. En el que también será importante mantener características de la app como la inmediatez del servicio y la disponibilidad 24 horas, siempre que haya locales abiertos para repartir.
LA COMPETENCIA AÚN MANTIENE EL SILENCIO
Lo cierto es que el cambio de modelo de Glovo ni siquiera ha generado un parpadeo en sus dos grandes competidores en España. Just Eat ha mantenido su demanda multimillonaria contra Glovo por supuesta «competencia desleal» y Uber Eats, la única plataforma del país que sigue operando con autónomos, no ha dado pasos para cambiar su modelo, incluso cuando se espera que la presión que hasta hace poco enfrentaba el unicornio español pase a ellos.

Mientras tanto, Glovo sigue disfrutando de una alta popularidad en España. A pesar de lidiar con algunas crisis reputacionales, la empresa no ha perdido su popularidad entre los usuarios españoles, y aunque el verano puede complicar la situación, es siempre mala temporada para la facturación de los riders, lo esperado es que Glovo sobreviva su crisis particular.