Los aeropuertos españoles se han convertido en un escenario recurrente de dudas y estrés para miles de viajeros que, cada día, se enfrentan a los controles de seguridad. Las normativas sobre lo que se puede y no se puede llevar en el equipaje de mano parecen claras, pero la realidad es que evolucionan constantemente, introduciendo cambios sutiles pero cruciales que pueden pillar desprevenido al pasajero más experimentado. Ahora, una nueva directriz, poco publicitada pero aplicada con rigor, afecta a un objeto cotidiano que muchos usamos para conservar alimentos o medicinas, un elemento que se ha convertido en un nuevo quebradero de cabeza en la línea de seguridad y que amenaza con arruinar el inicio de un viaje si no se conoce de antemano.
La confusión es el peor enemigo a la hora de volar, y la falta de información clara sobre estas actualizaciones puede llevar a situaciones muy desagradables, desde la confiscación de objetos personales hasta la pérdida de tiempo y, en el peor de los casos, la imposición de sanciones. La línea entre lo permitido y lo prohibido se ha vuelto más fina en lo que respecta a ciertos artículos que hasta ahora no generaban controversia. Conocer al detalle esta nueva normativa, especialmente la que atañe a los líquidos congelados, es la diferencia entre un paso fluido por el control y un mal trago que puede acabar con tus pertenencias en un contenedor, una situación que se puede evitar fácilmente con la información correcta.
5EL FUTURO YA ESTÁ AQUÍ: LOS NUEVOS ESCÁNERES QUE CAMBIARÁN LAS REGLAS DEL JUEGO

A pesar de todas estas restricciones, el futuro de los controles de seguridad en los aeropuertos se presenta mucho más cómodo para el pasajero. Aena ya ha comenzado a instalar en los principales aeropuertos de España, como Adolfo Suárez Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat, nuevos escáneres con tecnología de rayos X y tomografía computarizada (CT). Estos equipos, similares a los que se usan en el ámbito médico, generan imágenes en 3D de alta resolución del interior del equipaje. Gracias a ello, permitirán analizar el contenido de las maletas con un nivel de detalle muy superior, sin necesidad de sacar líquidos ni dispositivos electrónicos, agilizando enormemente el proceso.
Se espera que la implantación total de esta tecnología esté completada entre 2025 y 2026 en los aeropuertos de mayor tráfico. Una vez que el sistema esté plenamente operativo, la mayoría de las restricciones actuales pasarán a la historia. En la práctica, esta tecnología eliminará progresivamente la restricción de los 100 mililitros y la necesidad de separar los líquidos en bolsas transparentes, e incluso podría afectar a la prohibición de los congelados, ya que el análisis será mucho más preciso. Mientras tanto, sin embargo, es imprescindible seguir a rajatabla las normas vigentes para evitar cualquier tipo de incidencia en nuestro paso por los aeropuertos.