Alma Bollo atraviesa una de las etapas más delicadas de su vida, marcada por un serio problema de salud que la ha obligado a frenar el ritmo y reflexionar sobre las consecuencias del estrés acumulado. La hija de Raquel Bollo, que en los últimos meses ha experimentado cambios radicales en su rutina diaria, ha querido sincerarse públicamente sobre su situación actual, después de verse obligada a acudir nuevamente a urgencias. A través de sus redes sociales, la joven ha compartido una desgarradora imagen desde el hospital acompañada de un texto en el que deja entrever el grado de agotamiento físico y emocional que arrastra desde hace casi un año. Alma, que hace dos meses fue diagnosticada de neuralgia, una afección neurológica que provoca dolor intenso en los nervios, ha confesado que su cuerpo “está petando por completo” y que siente que ha llegado a su límite.
2Alma Bollo se apoya en su madre

En medio de todo este contexto, Alma no ha dejado de trabajar ni un solo día. Su papel como creadora de contenido sigue siendo una fuente de ingresos estable, pero también un foco de exigencia constante que requiere presencia, creatividad y energía. Además, ha desvelado que está volcada en su propio negocio, lo que implica todavía más horas de dedicación. “Mi trabajo en redes sociales, que gracias a Dios no me falta nunca, y mi propio negocio, que necesitan de mucho tiempo y dedicación, y a eso sumarle los viajes a otra ciudad para poder trabajar”, ha enumerado, dejando claro que su agenda está saturada. En sus palabras se percibe el desgaste que implica compatibilizar la maternidad, los cambios personales, la salud y la vida laboral sin descanso alguno.
La confesión pública de Alma ha causado un profundo impacto entre sus seguidores, que no han tardado en enviarle mensajes de ánimo y comprensión. Su relato sincero, alejado de cualquier intento por maquillar la realidad, ha puesto sobre la mesa una problemática que muchas mujeres enfrentan en silencio: la presión de ser madre, emprendedora, pareja y persona al mismo tiempo, sin margen para el autocuidado. El hecho de que haya decidido visibilizar su sufrimiento desde un hospital, y no desde la comodidad de su casa, aporta una dimensión aún más honesta a su mensaje. Alma ha querido hablar desde el cansancio real, sin filtros, sin maquillaje y con la urgencia de quien ya no puede más.
Con esta confesión, la hija de Raquel Bollo ha abierto una ventana a su intimidad en uno de sus momentos más frágiles. No lo ha hecho para buscar compasión, sino para lanzar un mensaje sobre la importancia de escuchar al cuerpo y dar prioridad a la salud mental y física antes de que sea demasiado tarde. Su testimonio se convierte así en un grito silencioso para muchas otras personas que, como ella, han postergado su bienestar en nombre de la responsabilidad. Habrá que ver cómo evoluciona su estado en los próximos días, pero lo cierto es que Alma ha dado el primer paso para reconocer que necesita parar. Lo ha hecho con valentía, sin esconder su miedo, y recordando que incluso quienes lo hacen todo por los demás también tienen derecho a derrumbarse.