viernes, 27 junio 2025

Alma Bollo entra en pánico y confiesa el complicado problema de salud que está atravesando

Alma Bollo atraviesa una de las etapas más delicadas de su vida, marcada por un serio problema de salud que la ha obligado a frenar el ritmo y reflexionar sobre las consecuencias del estrés acumulado. La hija de Raquel Bollo, que en los últimos meses ha experimentado cambios radicales en su rutina diaria, ha querido sincerarse públicamente sobre su situación actual, después de verse obligada a acudir nuevamente a urgencias. A través de sus redes sociales, la joven ha compartido una desgarradora imagen desde el hospital acompañada de un texto en el que deja entrever el grado de agotamiento físico y emocional que arrastra desde hace casi un año. Alma, que hace dos meses fue diagnosticada de neuralgia, una afección neurológica que provoca dolor intenso en los nervios, ha confesado que su cuerpo “está petando por completo” y que siente que ha llegado a su límite.

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El problema de Alma Bollo

La situación no es nueva, pero sí cada vez más alarmante. Desde hace nueve meses, la influencer ha tenido que visitar con frecuencia distintos centros sanitarios para intentar aliviar las molestias que padece. En este tiempo, la neuralgia ha alterado no solo su estado físico, sino también su estabilidad emocional. Esta última visita al hospital ha sido un punto de inflexión para Alma, que ha decidido explicar sin filtros el calvario que vive. “De verdad hay veces que siento que no puedo más”, ha escrito, visiblemente afectada. En su relato, ha identificado el estrés como el principal detonante de su deterioro. Los múltiples frentes abiertos en su vida, tanto personales como profesionales, han terminado pasándole una factura que ahora se manifiesta en forma de dolor constante y una fuerte sensación de agotamiento mental.

El relato de Alma va mucho más allá de una simple queja. La joven ha detallado que durante los últimos meses ha vivido una transformación completa que ha repercutido directamente en su salud. Se ha mudado de ciudad, ha tenido que hacer frente a una obra en su nueva vivienda y ha sufrido una auténtica odisea para encontrar colegio para su hija Jimena. “Eso me ha traído por la calle de la amargura”, reconoce, aunque también ha querido celebrar que ese asunto por fin ha quedado solucionado. El cúmulo de responsabilidades y el desarraigo emocional al dejar atrás su entorno habitual han sido claves en su progresivo desgaste. Y a todo ello se le suma la exigente tarea de adaptarse a una nueva vida con dos hijos pequeños, un proceso que —tal y como ha subrayado— le ha tocado afrontar prácticamente en solitario.

Lejos de dramatizar, Alma ha querido explicar con realismo lo complicado que ha sido asumir el cuidado de sus dos hijos mientras su pareja estaba ausente. “Me tocó sola, lejos de mi chico, y con un bebé nada bueno, enganchado completamente al pecho, con una mamitis horrenda”, ha contado, revelando detalles hasta ahora desconocidos sobre la maternidad en esta nueva etapa. Las noches sin descanso, la presión por estar bien cada día y el deseo de ofrecer siempre la mejor versión de sí misma para sus hijos han terminado por sobrecargar su capacidad de respuesta. Esa lucha constante por mantener la compostura ha provocado que, durante muchos meses, haya relegado su propia salud a un segundo plano, algo que ahora le está pasando factura de la peor manera.

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