El drama de Talgo continúa en el verano. El acuerdo con Sidenor sigue sin concretarse, y mientras se sigue estirando, la empresa vasca va teniendo cada vez más motivos para no poner tinta en el papel. Se han sumado ahora las fechas de entrega de los trenes acordados con la alemana Deutsche Bahn y ahora los de la danesa Danske Statsbaner (DBS).
El caso de DBS es especialmente delicado. Un pedido de trenes que debían recibir en 2023 para operar la línea que conecta Hamburgo con Copenhague, se supone que los primeros 8 trenes se entregarán este mismo año, y los siguientes 8 el año que viene. Aun así, no podrán operar todavía por unos años, mientras se realiza la homologación necesaria para que estos trenes, el modelo EuroCity de piso bajo que puede alcanzar los 200 kilómetros por hora, pueda operar en territorio danés. La homologación, a cargo de Vectron de Siemens, tardará todavía hasta 2029, lo que explica la presión extra del operador.
Es que cada vez que Talgo se retrasa en su entrega, también se retrasa la homologación y, por tanto, la puesta en marcha de la nueva línea. Lo que se traduciría en una nueva sanción para una empresa que ya tiene que lidiar con la aplicada por Renfe, que supera los 100 millones de euros y aunque las sanciones en España las pueden negociar o reestructurar para facilitar la compra por parte de Sidenor no ocurre lo mismo con las sanciones que puedan llegar fuera de las fronteras españolas.
Se suma una situación similar en el caso alemán. El retraso en la entrega de los trenes para Deutsche Bahn es casi una certeza, al punto que se ha reducido el total de vehículos que debían entregar de los 79 a solo 60. Se trata de una versión adaptada del Talgo 230, en este caso diseñado para largas distancias y que debían entregarse y estar en funcionamiento para 2023, con dos años de retraso y tras confirmar que debían renegociar de nuevo la fecha de entrega en su más reciente presentación de resultados la posibilidad de otra sanción es difícil de esconder.
EL ACUERDO CON SIDENOR SIGUE APLAZANDO SU FIRMA
En cualquier caso, a medida que se han ido acumulando estos problemas, el valor de la empresa en la bolsa ha ido disminuyendo, y cada día que pasa el acuerdo con Sidenor parece peor. Aunque la empresa vasca había llegado a un acuerdo en las condiciones de compra del 27,8% de las acciones de la empresa que controla Trilantic. La realidad es que la compra no parece una opción tan buena actualmente como lo era cuando empezó a sonar la posibilidad del acuerdo. Se suma que Talgo, que no tiene opciones, ha seguido sumando pedidos para generar ingresos, siendo el más reciente otra empresa alemana: FlixTrain.
De momento se sigue esperando que la SEPI haga un movimiento que haga la compra más accesible. Pero mientras tanto, los plazos siguen pasando y los retrasos de un fabricante con un serio problema industrial se siguen alargando, todo en un momento en el que Talgo debería estar frotándose las manos por la segunda etapa de la liberalización de la alta velocidad española, para la que son los únicos que tienen un tren ya probado en el mercado, el Avril, realmente tiene grandes motivos para preocuparse.
Además, los movimientos del Gobierno han hecho que la posibilidad de un comprador externo se vea todavía más remota. La realidad es que tras el veto a la opa de la empresa húngara Magyar Vagon también se han tomado pasos para alejar otras ofertas como la india de Jupiter Wagons y la polaca de Pesa. En esta situación quedan pocas opciones más allá de Sidenor, y desde el gobierno del País Vasco ya se acepta que la sanción de Renfe ha generado más problemas a Talgo de lo que se pensaba al iniciar el proceso de compra.

¿HAY SOLUCIONES PARA TALGO?
De momento Talgo se ve encerrada en un círculo vicioso: Están obligados a seguir firmando acuerdos para la entrega de nuevos trenes que saben que no están en capacidad de entregar a tiempo. Esto seguirá acarreando los mismos problemas que hasta ahora ha enfrentado en el proceso de compra, y además si no consiguen acuerdos con sus compradores puede traducirse en una nueva sanción por retraso, y una más complicada de negociar.
De momento es necesario esperar, al menos, hasta que se acabe el verano para que haya un acuerdo. Por su lado, si Sidenor decide bajarse del tren de forma definitiva, Talgo tendrá una de las emergencias más importantes del mundo de los trenes, y puede romper la confianza de posibles compradores de cara al futuro inmediato de la empresa y sus fechas de entrega.