viernes, 27 junio 2025

Antonio Romero (CECA) insta a una banca fuerte, menos regulada y más preparada para los nuevos riesgos globales

En un contexto internacional marcado por la inestabilidad y la transformación digital, el nuevo director general de CECA, Antonio Romero, ha lanzado un mensaje claro desde el XLII Seminario de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE): el sector bancario español se encuentra en un momento de fortaleza, pero necesita una profunda revisión del modelo regulador y supervisor para poder seguir siendo competitivo.

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Romero ha hecho estas declaraciones en el marco del seminario “Cuarenta años de España en la UE. De la autarquía a la economía de mercado”, celebrado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). Desde este foro, ha abordado los principales desafíos a los que se enfrenta la banca, entre ellos la nueva ola de riesgos geopolíticos, el debate sobre el euro digital y la complejidad normativa que afecta a las entidades financieras europeas.

Asimismo, Antonio Romero ha comenzado su intervención destacando la solidez actual del sistema financiero español, al que ha calificado como uno de los más eficientes y rentables de Europa. Este rendimiento ha permitido a las entidades del sector CECA —que agrupa a cajas de ahorros y bancos procedentes de ellas— incrementar su inversión en Obra Social hasta los 906 millones de euros en 2024, consolidándose como el primer inversor social privado del país.

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Fuente: CECA

LA BANCA: UN SECTOR FUERTE Y RENTABLE, PERO CON AMENAZAS NUEVAS

En este sentido, la fortaleza de la banca, no está exenta de amenazas. Según Romero, los riesgos geopolíticos actuales presentan una naturaleza diferente a la de las crisis tradicionales del sector, y exigen respuestas también distintas. «No se trata de incrementar sin más los requisitos de capital. Esa lógica, lo que denomino capitalcentrismo, ya no es suficiente. Necesitamos mejorar los modelos de gobernanza para gestionar estos nuevos escenarios de incertidumbre», afirmó.

Uno de los mensajes más repetidos por el nuevo director general de CECA fue la necesidad de simplificar el marco normativo y supervisor que rige la actividad bancaria. Romero denunció que la proliferación de normas regulatorias —1,3 por día hábil en los últimos cinco años— está asfixiando operativamente a las entidades.

UN llamamiento a equilibrar seguridad y eficiencia

«La regulación ha alcanzado niveles de complejidad que dificultan el cumplimiento y elevan innecesariamente los costes de funcionamiento», subrayó. Según explicó, no basta con revisar el corpus legal: también debe reformarse la manera en que se produce la legislación. «Si no corregimos los procesos que favorecen la complejidad legislativa, dentro de pocos años volveremos a enfrentarnos a la misma necesidad de simplificación», advirtió.

Concretamente, el mensaje de Romero ha sido doble: optimismo y advertencia. Por un lado, ha reivindicado que el sector bancario español llega con músculo financiero y reconocimiento internacional a esta nueva etapa postpandémica. Y en segundo lugar, ha alertado de que los desafíos actuales —geopolíticos, normativos y tecnológicos— exigen decisiones valientes por parte de reguladores y supervisores.

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Fuente: CECA

Si se consigue ese equilibrio, concluye Romero, el sector bancario podrá seguir siendo un aliado clave del crecimiento económico, la inversión social y la cohesión europea, manteniendo la misión histórica que lo ha caracterizado en las últimas décadas.

EL NOMBRAMIENTO DE ANTONIO ROMERO EN CECA

Por otro lado, el nombramiento de Antonio Romero al frente de CECA llega en un momento clave para el sector financiero. La transición hacia una nueva política monetaria europea, los retos del cambio climático, la competencia tecnológica y los movimientos corporativos entre entidades exigen una voz institucional fuerte, con capacidad de propuesta y visión de largo plazo.

Si bien, Romero, que sustituye a José María Méndez tras su etapa al frente de la patronal, parece decidido a ejercer esa función con un estilo directo y un diagnóstico claro: la banca española ha demostrado que puede ser rentable, socialmente comprometida y resiliente. Pero, para que siga siéndolo, necesita más margen de maniobra regulatorio, una supervisión más inteligente y un marco institucional adaptado al nuevo entorno.


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