Valle Salvaje continúa tejiendo su compleja urdimbre repleta de pasiones frustradas, traiciones calculadas y amores que luchan contra toda clase de adversidades. El capítulo 195 se presenta, por lo tanto, como un nuevo punto de inflexión, ya que los propios personajes tendrán que tomar decisiones que marcarán su destino. Mientras que Adriana y Rafael logran respirar durante un breve periodo de tiempo con la felicidad ajena, Úrsula se niega a permitir que su futuro se desmorone sin capacidad ninguna de reacción.
2CELOS Y UNA ADVERTENCIA DE CAOS

Úrsula no es la mujer que se siente cómoda con sombras en su camino, ni aun cuando esas sombras tienen nombre y apellidos — Adriana. La futura esposa de Rafael no se percata de la complicidad que se establece entre el novio y su rival y va perdiendo la paciencia, «No puedo permitir que me roben lo que es mío», expresa con un tono de frialdad que congela la sangre. Sus palabras no son una amenaza vacía, sino una promesa de guerra.
Lo más peligroso de Úrsula no es su cólera, sino su sagacidad. No le recrimina a Rafael, sino que busca a Adriana para explicarle que el juego ha terminado, «El compromiso es sagrado, y tú no tienes cabida en esta historia», le expresa con una sonrisa que no le llega a los ojos. El mensaje es claro: si Adriana sí juega el papel de traviesa, después tiene que estar preparada para sufrir las consecuencias de esta barbarie.
Pero lo que Úrsula ignora es que Adriana, lejos de sentirse asustada, guarda un as debajo de la uniforme, una carta de Rafael, escrita años atrás, la carta que le confiesa su amor. La pregunta es si será este el as que domine el juego. En el caso de Úrsula, ella no considera este aspecto: el amor no respeta órdenes ni límites. Cada vez que intenta separar a Rafael y Adriana, ellos dos se encuentran más unidos por un vínculo que no los contratos ni las promesas pueden romper.
La pregunta es hasta dónde puede llegar Úrsula para defender aquello que considera suyo. Rumores entre los criados afirman que ha empezado a mover hilos para desacreditar a Adriana. En un lugar donde la reputación lo es todo, un rumor bien enraizado puede ser más letal que un cuchillo.