Quienes están esperando la emisión del capítulo 305 de «Sueños de Libertad», que será emitido el martes 13 de mayo, disfrutarán de una experiencia a través de una montaña de emociones. Las tramas están llevadas a un punto casi extremo: las heridas abiertas recuperan fuerza, las alianzas pierden forma y los sentimientos no correspondidos vuelven a estar aquí, peligrosos en su promesa de destrucción. Con una narrativa intensa y colmada de emociones, los guionistas de la serie vuelven a demostrar sus dotes juntando drama, pasión e intriga en un escenario en el que parece que nadie puede estar a salvo.
3MENTIRAS DOLOROSAS Y VERDADES LIBERADORAS

Sin lugar a dudas, uno de los instantes más desgarradores del capítulo de Sueños de Libertad tiene lugar cuando se produce el crudo enfrentamiento entre Julia y Digna, instante que, para la joven, aún saboreando el dolor por la muerte de su padre, Jesús, expresa su más claro sentimiento: «Nunca te perdonaré». La frase, sin compasión y sin clemencia, aborta cualquier intento de reconciliación, provocando que Digna caiga en una especie de devastación.
La tensión que hay entre la familia se deriva, así, por causa de la falta de Julia, quien decide regresar a casa de los Merino tras el temporizador de tumulto que trae consigo María. Allí son recibidos por Gema, Joaquín y el adolescente Teo, quienes ofrecen calor, aunque el ambiente se complica por la inestabilidad. La llegada de Teo a esa nueva familia también suscita otros tipos de tensiones, pues el pequeño necesita adaptarse a la nueva realidad, provisional la adaptación, como todos ellos saben, no es fácil para esas personas.
La situación se complica aún más cuando Begoña, avisada por Manuela, descubre lo que ha ocurrido. Ella toma inmediatamente la decisión de localizar a Julia y de calmar a todo el mundo. Para intentar aclarar las cosas, Digna se sincera con Julia, apesadumbrada, y le comunica que se ha decidido a casarse. En principio, la niña se alegra por la buena suerte. Sin embargo, poco después, esa alegría se va desvaneciendo: el recuerdo de la última boda de la familia, la que finalizó con la muerte de su padre, pesa demasiado como para hacer sitio a la euforia.
A la par, se desarrolla la otra historia que pone de manifiesto las fisuras de una empresa y las creencias que persisten. Tasio sugiere a Luis, el perfumista, que se apoye en las dependientas de la tienda, las que conocen a la señora Miranda como nadie. Luis rechaza la idea mostrando su desprecio y subestimando el trabajo de las mujeres. Luz, testigo mudo de esta situación, se siente maltratada sin poder gritar que la fórmula del nuevo perfume sigue sin aparecer y que el respeto hacia su trabajo y el de sus compañeras brilla por su ausencia.