El impacto que puede tener una palabra mal entendida puede dar lugar a un caos incontrolable. En Renacer, un simple encuentro entre Efsun y Timur ha producido un torbellino de especulaciones que puede llevar por delante la reputación de Bahar. Lo que en sus inicios fue un encuentro casual, realizado en la noche de la cena de vísperas de Año Nuevo, se convierte en la causa del avivamiento de una tormenta que pondrá bajo amenaza no solamente la estabilidad emocional de Bahar, sino que también comprometerá su discreción en el hospital.
1UN JUEGO DE APARIENCIAS CONSTANTE

¿Qué grado de verosimilitud puede llegar a tener una mentira repetida en Renacer? Esta es la cuestión a la que Bahar se enfrenta en este momento y que debe ver como una lucha que no solo es digna, sino también por tener derecho a ser escuchada por los demás. En un lugar donde las apariencias dejan de lado los hechos, su lucha se convierte en una muestra de las luchas que muchas personas llevan a cabo contra los prejuicios y la desinformación.
El hospital –que debería ser un punto de recuperación– se convierte en un campo de batalla psicológica. Los corredores, que eran una muestra de profesionalidad, empiezan a sonar con conversaciones que sólo se susurran, con miradas cargadas de reproches. Bahar, muy acostumbrada a ser respetada por su talento médico, se convierte de la noche a la mañana en una persona que –como si de una paciente se tratara– puede ejercer su profesión, o no.
«Cuando los demás dejan de confiar en tus capacidades profesionales, dejas de confiar en tu identidad», parece ser la lección más dura que está aprendiendo. Timur no da marcha atrás y sabe el daño que le está provocando. Por el contrario, su plan se vuelve más calculado: si hace que todos duden de Bahar no solo justificará su anterior conflicto con ella sino que también ganará simpatía. Rengin atrapada entre el amor y la inseguridad la convierte en su aliada involuntaria, reforzando, a su vez, con sus explosiones de celos la historia de que Bahar es una intrusa peligrosa.
En este juego de la manipulación no hay reglas, y Timur sabe muy bien que no las hay. Pero toda mentira tiene grietas y Bahar no está tan sola. Hay personas que, como Cem y Umay, ven la injusticia, aunque muchos mantengan una ambigüedad a la que se ha llegado a temer en un mundo donde el miedo al qué dirán tiene paralizada a la mayoría. «La indiferencia acompaña sin palabras a la injusticia», y mientras unos se miran el ombligo, Bahar se enfrenta contra las cuerdas a una lucha que parece faralla.