Cuando coges lonchas de queso “fundido” o “para gratinar”, confías en un producto lácteo. Sin embargo, la OCU ha comprobado que muchos contienen grasas vegetales y aditivos en lugar de leche real. Su comportamiento ante el calor revela su textura similar al plástico, un indicio de ingredientes perjudiciales para el organismo.
En redes sociales se viraliza el experimento con un mechero: las lonchas no se funden, sino que arden como plástico. Este fenómeno revela la presencia de aceites hidrogenados y emulsionantes. Consumir estos productos regularmente puede incrementar la ingesta de grasa saturada y provocar problemas de salud a largo plazo.
3El experimento del mechero y sus conclusiones

Al exponer lonchas a una llama, la OCU constató que, en lugar de fundir, las piezas se carbonizaban y goteaban sustancias parduscas. Esto demuestra que la matriz grasa no es láctea, sino sintética. La OCU avisa de que estos residuos pueden contener compuestos tóxicos generados por altas temperaturas.
Este ensayo casero visibiliza la diferencia entre un queso real y uno “industrializado”. La estructura proteica original, al derretirse, debería volverse cremosa y homogénea. Las lonchas analizadas por la OCU pierden esa característica y expulsan aceites nocivos, reforzando la recomendación de evitarlos.