Cuando coges lonchas de queso “fundido” o “para gratinar”, confías en un producto lácteo. Sin embargo, la OCU ha comprobado que muchos contienen grasas vegetales y aditivos en lugar de leche real. Su comportamiento ante el calor revela su textura similar al plástico, un indicio de ingredientes perjudiciales para el organismo.
En redes sociales se viraliza el experimento con un mechero: las lonchas no se funden, sino que arden como plástico. Este fenómeno revela la presencia de aceites hidrogenados y emulsionantes. Consumir estos productos regularmente puede incrementar la ingesta de grasa saturada y provocar problemas de salud a largo plazo.
2Ingredientes que disparan la alerta sanitaria de la OCU

Las lonchas “fundidas” incluyen estabilizantes, emulsionantes y aromas artificiales para simular sabor lácteo. La OCU denuncia que estos compuestos pueden causar alteraciones digestivas y aportar calorías vacías. Consumirlos habitualmente sin variar la dieta incrementa el riesgo de obesidad y problemas cardiovasculares.
En contraste, los quesos frescos como mozarella o requesón prescinden de estos añadidos. Son más hidratantes y contienen menos sal y grasas saturadas. Incluirlos con moderación mejora el perfil nutricional y garantiza el aporte de proteínas y calcio sin los efectos nocivos de las lonchas.