martes, 24 junio 2025

¿Por qué las naranjas siempre vienen en malla roja? Un experto revela el ingenioso engaño visual que usan los súpers

¿Por qué las naranjas siempre vienen en malla roja? Esta es una de esas preguntas que uno se hace de forma casi automática al recorrer los pasillos del supermercado, una duda que flota en el aire mientras sopesamos la fruta. Parece un detalle menor, un simple envoltorio, pero detrás de esa elección cromática se esconde una estrategia mucho más calculada de lo que podríamos imaginar, una técnica que apela directamente a nuestra percepción visual y que, como consumidores, a menudo pasamos por alto. Es un pequeño gran truco que lleva décadas funcionando.

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La respuesta no es casualidad ni una simple preferencia estética de los envasadores, sino el resultado de un ingenioso engaño visual que los supermercados utilizan con maestría para hacernos creer que esas naranjas son más apetecibles. La clave reside en un fenómeno óptico bien conocido, la forma en la que percibimos un color se ve profundamente influida por los colores adyacentes que lo rodean, y es precisamente este principio el que convierte una simple malla roja en una poderosa herramienta de marketing. Prepárense para descubrir cómo nuestros ojos nos juegan una mala pasada cada vez que compramos estos cítricos.

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¿ENGANO O ESTRATEGIA? EL DEBATE ÉTICO DE LAS MALLAS DE COLORES

Fuente Pexels

Llegados a este punto, surge inevitablemente la pregunta: ¿es esta práctica un engaño deliberado al consumidor o simplemente una estrategia de marketing legítima y astuta? La línea puede parecer fina. Por un lado, el producto en sí, las naranjas, no se altera; su sabor, su contenido nutricional y su calidad intrínseca siguen siendo los mismos, independientemente del color de la malla que las contenga. La presentación mejora, pero la esencia de la fruta permanece intacta, y muchos argumentarían que es parte del juego comercial resaltar las cualidades de lo que se vende.

Por otro lado, hay quien podría considerar que cualquier técnica que induzca a una percepción alterada de la realidad del producto roza la manipulación. Si bien las naranjas no cambian, nuestra predisposición a comprarlas sí lo hace, basándonos en una cualidad –su color vibrante– que ha sido artificialmente potenciada por el empaque; la cuestión radica en si el consumidor es consciente de este efecto o si, por el contrario, se le lleva a tomar una decisión de compra basada en una ilusión óptica de la que no tiene por qué estar advertido. La transparencia en las estrategias de venta siempre será un tema de debate en la protección de los derechos del consumidor.


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