lunes, 23 junio 2025

La verdadera batalla del ruido: las 24 sanciones y suspensión del Bernabéu en 2024 frente a cero infracciones del Metropolitano desde 2018

El auge de los conciertos multitudinarios en Madrid ha convertido a la capital en una referencia del turismo musical global. Sin embargo, este fenómeno también ha puesto sobre la mesa una pregunta clave: ¿pueden los grandes eventos convivir con el descanso vecinal?

Publicidad

La comparación entre el estadio Santiago Bernabéu y el Riyadh Air Metropolitano ofrece una respuesta clara. Frente a las 24 sanciones impuestas al Bernabéu en 2024 por superaciones sonoras, el Metropolitano no acumula ninguna infracción ni denuncia vecinal en los 50 conciertos que lleva celebrados desde 2018. La diferencia radica no solo en la gestión, sino en el modelo urbanístico y de integración urbana de cada estadio.

Una diferencia estructural y urbanística de origen

El estadio Santiago Bernabéu, con una superficie de 80.570 m², está ubicado en el corazón de Chamartín, en una zona de alta densidad urbana. Se encuentra delimitado por cuatro arterias principales de tráfico —Concha Espina, Padre Damián, Rafael Salgado y Paseo de la Castellana—, y colinda con viviendas a tan solo 20 a 50 metros de distancia. En su entorno inmediato hay colegios, centros de salud, hospitales y residencias de mayores, todos ellos expuestos al impacto acústico y logístico de los eventos.

Pero el ruido no es el único problema que la ubicación del Bernabéu genera en los vecinos de las calles que los rodean, tal y como se puso de manifiesto con los conciertos del pasado año. Solo hay que recordar los cortes de tráfico no solo durante los conciertos de Taylor Swift, sino también en los días previos que afectaron gravemente a la movilidad de la zona, generando tensiones con los residentes, especialmente en calles como Concha Espina y Padre Damián, que quedaron bloqueadas al tráfico y al acceso a los colegios.

En contraste, el Riyadh Air Metropolitano nace como una infraestructura planificada, integrada en una zona de nuevo desarrollo en el distrito de San Blas-Canillejas, diseñada específicamente para acoger grandes aforos y usos recreativos. El estadio se asienta en el centro de una “isla urbana” que cuenta con una superficie de 878.188,71 m² que delimita su perímetro inmediato.

Rodeado en más del 50 % por autopistas (M-40, Avenida de Arcentales) y zonas aún sin desarrollar, tan solo uno de sus lados colinda con viviendas —la Plaza de Grecia—, situadas a 480 metros de distancia. A ello se suma que más de 5.850.861 m² del entorno están pendientes de calificación acústica (zona gris), mientras que otras áreas colindantes se encuentran clasificadas como Zona tipo VI, las de menor sensibilidad acústica.

Esta distancia y diseño proporcionan al Metropolitano una amortiguación natural del ruido, flujos de evacuación más eficientes y una operativa de gran escala sin fricción con el entorno residencial.

batalla ruido Merca2.es

Normativa acústica y restricciones

Ambos estadios están clasificados como Zona tipo IV (terciario recreativo) según la Ordenanza de Protección contra la Contaminación Acústica y Térmica (OPCAT) y están sujetos a la Ley estatal del Ruido (Ley 37/2003). Esta clasificación establece límites de 63 dBA de día y tarde, y 53 dBA por la noche (a partir de las 23 horas).

En cambio, las Zonas Tipo II (residenciales) —como las que rodean al Bernabéu— tienen umbrales de ruido más bajos: 55 dBA en horario diurno y 45 dBA por la noche. En ningún caso se pueden exceder los niveles autorizados en más de 5 dBA.

Una ordenanza que, en el caso de los eventos de especial interés como los grandes conciertos, contempla la concesión de una licencia especial del Ayuntamiento, que permite superar esos límites de manera excepcional, pero que añade condiciones adicionales de control y responsabilidad, como planes específicos de gestión del ruido, mayor supervisión técnica y la obligación de minimizar el impacto sonoro con medidas activas y verificables antes, durante y después del evento.

El caso Bernabéu: sanciones, picos de 92 decibelios y suspensión

El estadio del Real Madrid acogió 16 conciertos en 2024, incluyendo actuaciones de Taylor Swift, Karol G, Luis Miguel o Manuel Carrasco. A pesar de contar con las autorizaciones municipales correspondientes, los controles acústicos oficiales detectaron sistemáticas superaciones de los niveles máximos. En algunos puntos colindantes, especialmente en viviendas de Concha Espina o Padre Damián, se registraron picos de hasta 92 dBA, lo que supera con creces los límites autorizados.

Esta situación derivó en 24 actas de sanción impuestas por el Ayuntamiento de Madrid, con una cuantía acumulada superior a 2,6 millones de euros, y la suspensión temporal de conciertos en 2025 para que el club acometiera mejoras estructurales de insonorización.

“El Real Madrid tiene el compromiso de mejorar las condiciones acústicas del estadio”, declaró recientemente el alcalde José Luis Martínez-Almeida, quien reconoció que el objetivo es “mantener la actividad musical, pero sin perjudicar el bienestar de los vecinos”.

El modelo Metropolitano: cincuenta conciertos, cero infracciones

Publicidad

Desde su inauguración en 2018, el Metropolitano ha celebrado 50 conciertos, cinco de ellos en las últimas tres semanas, Ed Sheeran (30 y 31 de mayo), Natos y Waor (7 de junio), Lola Índigo (14 de junio) y Dellafuente (20 y 21 de junio). Todos ellos han superado los 60.000 asistentes por fecha, y ninguno ha generado denuncias vecinales ni ha sido objeto de sanción por ruido.

Este balance es fruto de una operativa rigurosamente planificada, ejecutada sin fisuras y coordinada entre el estadio y los promotores, orientada a garantizar el pleno cumplimiento de la normativa y la convivencia vecinal. Durante la celebración de los conciertos, se realiza una monitorización continua de los niveles acústicos tanto en el interior del estadio como en el punto residencial más cercano, situado a medio kilómetro del estadio. Todo el proceso está supervisado por una empresa homologada, que elabora informes certificados que se entregan al Ayuntamiento apenas una hora después de finalizado cada evento.

“De ningún concierto celebrado en el Metropolitano se ha levantado un acta de infracción de ruido”, ha explicado Almeida en las últimas semanas. “Se han hecho los controles pertinentes y no creemos que en este estadio se den problemas como en otros lugares”. La vicealcaldesa, Inma Sanz, también ha respaldado este modelo: “La ciudad necesita grandes eventos, pero también proteger el descanso de los vecinos. El equilibrio es posible”.

Hacia un nuevo marco normativo: la Comunidad ultima la reforma de la LEPAR

Ante este contexto, la Comunidad de Madrid ultima una reforma de la Ley de Espectáculos Públicos (LEPAR) con el objetivo de adaptar la normativa al nuevo escenario de proliferación de grandes conciertos y eventos masivos. La reforma contemplará, entre otras cuestiones, criterios diferenciados según el tipo de evento, su ubicación y su impacto acústico, con el fin de ofrecer mayor seguridad jurídica a promotores, administraciones públicas y vecinos.

Entre las novedades en estudio se incluye la posibilidad de establecer categorías específicas para los espectáculos de gran formato, con requisitos proporcionales al entorno donde se celebren, la franja horaria, los niveles sonoros estimados y la infraestructura técnica del recinto. También se reforzarán los mecanismos de inspección y se exigirá mayor justificación técnica en la concesión de autorizaciones excepcionales.

La nueva LEPAR busca así garantizar un equilibrio real entre el impulso cultural y económico de los macroeventos y el respeto al descanso y la salud de los ciudadanos. Se trata de una legislación que pretende evitar arbitrariedades, consolidar criterios técnicos comunes y distinguir entre recintos preparados para eventos masivos y aquellos cuyo entorno urbano no lo permite.

Si Madrid aspira a consolidarse como capital europea de la cultura en directo, necesita espacios estables, técnicamente solventes y urbanísticamente sostenibles. El Metropolitano ya ha demostrado que es posible. El Bernabéu aún debe encontrar el equilibrio entre espectáculo y vecindario.


Publicidad