Conducir con plena capacidad mental y física es esencial para garantizar la seguridad al volante. La DGT subraya que ciertas enfermedades y sus tratamientos farmacológicos pueden afectar gravemente reflejos, atención y coordinación. Mantener esos estándares evita accidentes y protege vidas, por lo que se revisa cada patología con lupa para autorizar o vetar permisos.
Aunque algunas condiciones son frecuentes, sus efectos secundarios —somnolencia, mareos o falta de concentración— pueden resultar incompatibles con la conducción. La DGT exige evaluación médica y trata cada caso de forma individual, determinando en base a informes y seguimiento si conviene renovar el permiso o imponer un periodo de espera tras el diagnóstico.
9Dependencia de sustancias y alcoholismo

La adicción a alcohol o drogas es causa directa de pérdida de reflejos y juicio. La DGT exige un año mínimo de abstinencia certificada y evaluaciones periódicas. Sin este requisito, la renovación del permiso queda desestimada hasta confirmar la rehabilitacion completa.
El incumplimiento de este plazo impide cualquier trámite de renovación, protegiendo a todos los usuarios de la vía. La Dirección colabora con centros de tratamiento para verificar la abstinencia y restituir el derecho a conducir solo tras garantía médica.