Conducir con plena capacidad mental y física es esencial para garantizar la seguridad al volante. La DGT subraya que ciertas enfermedades y sus tratamientos farmacológicos pueden afectar gravemente reflejos, atención y coordinación. Mantener esos estándares evita accidentes y protege vidas, por lo que se revisa cada patología con lupa para autorizar o vetar permisos.
Aunque algunas condiciones son frecuentes, sus efectos secundarios —somnolencia, mareos o falta de concentración— pueden resultar incompatibles con la conducción. La DGT exige evaluación médica y trata cada caso de forma individual, determinando en base a informes y seguimiento si conviene renovar el permiso o imponer un periodo de espera tras el diagnóstico.
7Enfermedades respiratorias crónicas

El asma grave y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) pueden reducir la resistencia y generar mareos por hipoxia en cierres de túnel o altitudes. La DGT pide informes de función pulmonar y control de síntomas antes de renovar permisos.
La dependencia de tratamientos con corticoides o broncodilatadores de acción rápida exige valorar posibles efectos secundarios que afecten la atención. La DGT estudia cada caso para asegurar que el conductor no sufra complicaciones respiratorias en ruta…