Conducir con plena capacidad mental y física es esencial para garantizar la seguridad al volante. La DGT subraya que ciertas enfermedades y sus tratamientos farmacológicos pueden afectar gravemente reflejos, atención y coordinación. Mantener esos estándares evita accidentes y protege vidas, por lo que se revisa cada patología con lupa para autorizar o vetar permisos.
Aunque algunas condiciones son frecuentes, sus efectos secundarios —somnolencia, mareos o falta de concentración— pueden resultar incompatibles con la conducción. La DGT exige evaluación médica y trata cada caso de forma individual, determinando en base a informes y seguimiento si conviene renovar el permiso o imponer un periodo de espera tras el diagnóstico.
6Diabetes y riesgo hipoglucémico

La diabetes insulinodependiente conlleva riesgo de hipoglucemias repentinas que afectan la concentración y pueden causar desmayos. La DGT exige un control riguroso del nivel glucémico y formación en autocontrol para autorizar la circulación sin contratiempos.
En casos de hipoglucemias frecuentes, la DGT impone periodos de observación hasta demostrar estabilización. Solo así se evita que el conductor sufra una perdida de conciencia al volante, garantizando una experiencia de manejo segura para todos.