Antena 3 posee un diamante en su programación: “Sueños de Libertad” destroza los registros de audiencias, al mismo tiempo que ha marcado el antes y el después del tipo de producción de televisión que existió en este país. Con un promedio de 1,2 millones de espectadores cada día, la serie ha convertido la sobremesa en un obligado ritual para millones de casas. Pero lo más asombroso y sorprendente no es su éxito, sino la manera en que lo ha logrado, grabando hoy lo que se verá dentro de siete meses.
2TRAMAS Y PERSONAJES INOLVIDABLES

Una serie como Sueños de Libertad no se sostiene a través sólo de su ritmo de producción, sino que necesita historias que enganchen. En este sentido, «Sueños de Libertad» pone en práctica otra grande de sus virtudes: es capaz de jugar con las expectativas del público. Por ejemplo, la historia de Alba (Alba Brunet) ha quedado explícitamente abierta por su baja maternal, generando una serie de especulaciones sobre su regreso. «Los guionistas experimentan con una gran sorpresa», apuntó una fuente muy cercana al equipo.
Cada personaje es un mundo, y cada conflicto, una bomba de relojería. Desde las tensiones en el penal hasta las historias de redención fuera de él, la serie ha encontrado la medida justa entre el drama y la esperanza. No queremos hacer sólo una película de acción, hay emociones que deben salir sin problemas», apuntó uno de guionistas en una de las reuniones con los fans.
Además, la serie ha sabido renovarse sin abandonar su esencia. El próximo arco argumental promete giros y sorpresas, y el regreso de conocidos, pero los detalles permanecen bajo llave. «Lo que viene puede cambiarlo todo», advertía Alain Hernández (Hugo) en las redes sociales. Y con una respuesta tan fiel, los espectadores deberán estar ahí para verlo.
La profundidad psicológica de los personajes es otro de sus pilares. Digna (Ana Fernández), por ejemplo, ha pasado de ser la villana al principio a una figura más compleja que genera empatía. «El público ya no quiere arquetipos planos y necesita, en cambio, personajes con claroscuros», analiza una especialista en guión. Esta evolución ha permitido, también, que la serie no se consuma con la duración media de una serie larga.
Las subtramas sociales son potentes; se dan tratamiento a temas como la salud mental y la violencia de género. «No tenemos miedo a lo incómodo, pero siempre desde el respeto», aclara la productora ejecutiva. Esto ha permitido que haya brillantes episodios, como, por ejemplo, el monólogo de Carla (Natalia Sánchez) sobre la imagen negativa de las expresas, alabado por las asociaciones de ayuda a la reintegración de presas.