En cuestión de semanas, la televisión en España ha experimentado un viraje significativo: el contenido político ha desplazado al corazón, especialmente en La 1. La creciente politización de las parrillas responde tanto al impacto mediático de casos como el ‘caso Koldo’ como al interés del Gobierno de contar con contrapesos a las privadas.
El escabroso ‘caso Koldo’, que salpica a Koldo García, José Luis Ábalos y Santos Cerdán, se ha convertido en uno de los grandes motores de atención informativa y política en la pequeña pantalla. Su amarillenta evolución está permitiendo a los programas de debate y análisis político captar grandes cuotas de pantalla.
Especialmente bien funciona en shows que mezclan humor y actualidad como ‘Todo es mentira’ o ‘Malas lenguas’.
LA 1 DISPARA LOS CONTENIDOS POLÍTICOS
En los dos últimos meses RTVE ha triplicado la presencia de contenidos políticos en La 1 y La 2: el grupo presidido por José Pablo López ha pasado de emitir tres horas diarias a alrededor nueve. Esta decisión ha coincidido con la caída de formatos de crónica social como ‘La familia de la tele’, cancelado pese al empeño inicial del directivo por mantenerlo durante siete semanas.
La reestructuración de la franja matinal también ha sido significativa. Mañaneros, que en su formato pretérito apostaba por contenidos de corazón aliñados por excolaboradores de ‘Sálvame’. Pero las audiencias no respondían.
Su reformulación como ‘Mañaneros 360’, incorporando una tertulia política encabezada por el periodista Javier Ruiz, ha permitido al programa ganar más de tres puntos de audiencia. El giro editorial ha demostrado que el interés por la política en un escenario tan polarizado como el actual puede atraer a públicos que antes se inclinaban por el entretenimiento ligero.
En la sobremesa, la sustitución de ‘La familia de la tele’ por ‘Malas lenguas’ se está saldando de forma positiva. El corazón clásico va perdiendo espacio frente a un tipo de contenido más vinculado a la actualidad y el análisis. Del mismo modo, la tertulia presentada por Jesús Cintora ha logrado destacarse: en su emisión en La 1 se muestra competitivo y en La 2 casi duplica a la media de la cadena.
PRIVADAS
No solo la televisión pública se ha volcado con la política. Las cadenas privadas también están aprovechando el tirón del interés informativo. En Cuatro, el asentado ‘Todo es mentira’ está en su mejor momento histórico tras seis años y medio en emisión.

La clave del programa que conduce Risto Mejide ha sido encontrar una fórmula que mezcla humor y política con una estructura que engancha tanto al espectador interesado en la actualidad como al que busca entretenimiento crítico.
Con unas formas más formales, La Sexta mantiene su apuesta por la política como eje central de su programación informativa y de debate. La cadena podría anotarse una subida de medio punto interanual gracias al buen rendimiento de sus tertulias e informativos, que han sabido aprovechar el impacto mediático del ‘caso Koldo’.
Programas como ‘Al rojo vivo’, ‘Más vale tarde’ o ‘La Sexta Noticias’ siguen contando con un gran tirón.
LA CRISIS DEL CORAZÓN
La falta de personajes del corazón que tengan la relevancia de antaño, la creciente alergia de un público mayoritario a consumir televisión tan polémica como en el pasado, el auge de las redes sociales (donde se despachan los contenidos que antes nutrían la televisión rosa) y el desgaste de la ‘fórmula Sálvame’ indican un cambio de rumbo en la televisión del corazón.
La televisión generalista está desplazando los contenidos rosas a un segundo plano. Este movimiento no responde a decisiones editoriales, de hecho Atresmedia y RTVE se han intentado desprejuiciar con el corazón tras años de monopolio de Telecinco.
La política, convertida en espectáculo en formatos que mezclan actualidad y entretenimiento como ‘Malas lenguas’ o ‘Todo es mentira’, llena horas de programación, engancha audiencias y genera conversación en redes sociales. Así, mientras algunos formatos del corazón tradicionales pierden fuelle y desaparecen de las parrillas, los espacios de debate político ganan visibilidad e impacto.