Valle Salvaje es un universo donde la traición se entrelaza con hilos de seda y las sonrisas cubren las dagas: Úrsula ha recibido la noticia que lo cambiará todo. Victoria no es un sostén; es una estratega que ha manipulado cada uno de los pasos de su sobrina, el propósito de los cuales es reforzar su poder. En el siguiente capítulo se verá un giro demoledor; Úrsula descubre que su prometido Rafael es quien guarda la herencia de Pedrito, y lo que pone en evidencia las verdaderas intenciones de su tía.
2UNA ARAÑA Y DEMASIADAS REDES

Victoria se encuentra en Valle Salvaje con una situación igual de compleja que la de Úrsula, el enfrentamiento con la pareja Mercedes y Bernardo. Así es como la pareja de la historia llega a sentirse agraviada por las decisiones de José Luis y no se quedará mirando. Victoria también sabe eso y por ello da instrucciones a Isabel de que los vigile muy de cerca. Cada uno de los gestos de ellos puede constituir la chispa que encienda todo el valle.
No es un temor infundado el de Victoria. No les quedará otra opción si son acorralados y buscarán una alianza con quien sea: Rafael, el más influyente o, para nada aunque sean rivales eternas, Adriana podría convertirse, por extraño que parezca, en su salvadora. De conseguir aliárselos, el castillo de naipes de Victoria se vendría al suelo. La pregunta sería: ¿quién será capaz de llegar a ellos?
Sin embargo, no se puede decir que la matriarca sea fácil de derrotar. Su capacidad de manipular durante tantos años la ha mantenido siempre en el poder. Esta vez, no obstante, tiene demasiados frentes abiertos: Úrsula, Mercedes, Bernardo, Rafael… ¿Podrá llegar a contener todas las explosiones antes de que se produzcan? ¿O será esta su única forma de perder en su sed de poder?
Victoria tiene conciencia de que el peligro no sólo reside en la amenaza del exterior. Isabel, su espía incondicional, puede que ya esté empezando a poner en entredicho sus órdenes. La confianza en Valle Salvaje se asemeja al cristal, dañado por el más mínimo de sus gestos, y este simple gesto de duda es probablemente bastante suficiente como para que el espectáculo se desmorone. Además, José Luis, aunque es muy útil, no es predecible; sus brutales métodos podrían conllevar más rebeliones de las que tiene Victoria en sus manos.
La estrategia de la matriarca ha sido siempre dividir y vencer, pero esta vez las piezas se mueven solas. En caso de no anticiparse al siguiente movimiento del enemigo, podría quedar acorralada, sin escapatoria. El capítulo 192 podría ser el principio del final de su reinado… o, por el contrario, la prueba más contundente de por qué nadie ha podido vencerla.