Los conductores ya conocen los radares convencionales, pero la DGT ha dado un paso más con dispositivos capaces de vigilar velocidad en ambos sentidos y detectar acelerones tras el paso. Estas máquinas pretenden erradicar maniobras para evadir sanciones y aumentar la seguridad vial en cada tramo controlado del país.
Aunque muchos memorizaron ubicaciones de radares fijos, bastan unos metros para pasarlos de largo y recuperar velocidad, algo que la DGT ha decidido impedir. Las nuevas unidades disparan una foto bidireccional, obligando a mantener el límite incluso al alejarse, lo que supone un cambio contundente para conductores despistados o temerarios.
7Experiencia europea y adaptación local

Provenientes de Reino Unido y Francia, estos radares demostraron su valía con miles de denuncias en poco tiempo. La DGT importó tecnología y conocimientos, adaptándolos a la geografía española: carreteras de montaña, autopistas costeras y accesos urbanos, donde cada kilómetro exige calibraciones precisas…
El intercambio de datos entre países permite mejorar algoritmos y corregir errores en tiempo real. Esta colaboración internacional refuerza la fiabilidad del sistema y garantiza que los radares de la DGT permanezcan actualizados ante nuevas maniobras evasivas.