Impactante investigación de la OCU demuestra que la fecha de caducidad de los yogures no es un límite inflexible, sino una referencia orientativa ajustable según condiciones de conservación reales. Muchos consumidores descartan unidades perfectamente comestibles por interpretar esa fecha de modo rígido. Este hallazgo redefine las prácticas de almacenamiento y consumo habituales.
El yogur, consumido en desayunos, meriendas y cenas ligeras, ofrece proteínas, calcio y probióticos beneficiosos para la salud intestinal. Su versatilidad lo convierte en aliñado de ensaladas, base de salsas y postre sano. Sin embargo, su vida útil depende tanto de la fórmula como de la temperatura de la nevera y del estado íntegro del envase.
1Advertencia de la OCU sobre fechas

La OCU recuerda que la distinción entre fecha de caducidad y consumo preferente marca un antes y un después en la seguridad alimentaria. En 2014, la normativa europea eliminó el límite estricto en yogures, reemplazándolo por un plazo orientativo que prioriza la calidad sensorial sin comprometer la salubridad, siempre y cuando se cumplan instrucciones de conservación.
Este cambio normativo permite prolongar el uso seguro del yogur semanas tras el plazo recomendado, si mantiene su textura firme, aroma fresco y sabor característico. La OCU enfatiza que el envase debe conservarse intacto, sin hinchazones ni fugas, y que la cadena de frío no debe interrumpirse en ningún momento para evitar proliferación de microorganismos.