Talgo ha vuelto a ver como se vence un plazo para cerrar el acuerdo con Sidenor. En teoría, el pasado lunes 16 de junio era la fecha límite que las partes habían marcado para firmar el traspaso del 27,8% de las acciones del fabricante que controla Trilantic. Pero a medida que ha pasado el tiempo, que han caído las acciones de Talgo y que han empeorado los resultados del fabricante, el conglomerado vasco ha empezado a tener dudas sobre la compra, algo esperado dado que hay dudas sobre la viabilidad futura de Talgo.
Lo cierto es que la empresa fabricante de trenes tiene otro problema entre manos. A medida que se sigue atrasando el proceso de compra, también se siguen atrasando tanto la entrega de los últimos trenes pendientes para Renfe, y se suma que ya temen no poder entregar a tiempo el pedido que tienen pendiente para el año que viene con Deutsche Bahn, la estatal ferroviaria alemana, lo que además pone tensión sobre sus pedidos más recientes, incluyendo el último con FlixTrain, que también se retrasarán, sino se resuelve el problema industrial de construcción de la empresa.
Es un riesgo en el corto plazo, y que ya ha tenido efectos en los resultados de la empresa. La sanción aplicada por Renfe, por el retraso de los trenes Avril necesarios para operar en la ruta que conecta Madrid y Galicia, superaba los 100 millones de euros, y eso considerado el principal motivo por el que sus resultados anuales en 2024, y los del primer trimestre de este año, han resultado negativos. La realidad es que estos datos además han obligado al fabricante a entrar en un círculo vicioso, en el que deben seguir sumando pedidos para cubrir estas perdidas.

En cualquier caso, la empresa sigue dependiendo de que sé de la compra de las acciones por parte de Sidenor. Aunque todo apunta a que la misma dependerá también de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que probablemente también sea clave para que la empresa vasca tenga un precio que consideren más justo para adquirir las acciones necesarias de la propia, Talgo.
UN RETRASO QUE TAMBIÉN MARCA LA ALTA VELOCIDAD EN ESPAÑA
La realidad es que la situación también tendrá un efecto directo en la alta velocidad española. Aunque CAF asegura que su Oaris, su propio diseño de un tren de alta velocidad para vías de ancho variable, solo espera por un comprador, la realidad es que las empresas privadas que operan en la alta velocidad española, compitiendo con Renfe, Ouigo e Iryo, siguen contando con los Avril de Talgo, de momento el único tren con las características necesarias para operar en las rutas de Galicia o Asturias. De hecho, hay quien pone la llegada de estos competidores, o de algún otro que entre en la segunda etapa de la liberalización, alrededor de 2030.
Por tanto, que se retrasen estas entregas puede terminar castigando también la entrada de competidores en el mercado de la alta velocidad en estas rutas. De cualquier modo, todavía falta que ADIF de el paso de publicar cuando empezará la segunda etapa de la liberalización de las rutas españolas de alta velocidad, lo que aún puede hacer dudar a los recién llegados al «juego de trenes» ibérico, atractivas, pero no tanto como las de la primera etapa, que incluyen las conexiones de Madrid con Barcelona y Valencia, además de las de Andalucía.
LA CRISIS DE TALGO SE SIGUE ALARGANDO
Parece que no hay una solución al corto plazo para la crisis de Talgo. La empresa sigue sufriendo el efecto económico de su evidente crisis industrial, y sin que Sidenor termine de poner tinta sobre el papel se mantiene la tensión. Son dudas que además han marcado la preocupación de la plantilla, y que estiran la situación dramatica de sus entregas.
Todo apunta a que habrá que esperar hasta después del verano para saber con certeza si se podrá superar la situación. Mientras tanto, en Talgo siguen los motivos para el nerviosismo, y para intentar que desde Sidenor acepten en el acuerdo, con o sin la SEPI, lo antes posible.