Nuestro organismo envía señales sutiles cuando empieza a faltarle agua: esa sensación de sequedad en la boca, el cansancio inesperado o el ligero dolor de cabeza. Reconocer estos avisos tempranos es clave para evitar problemas mayores. Actuar con rapidez puede marcar la diferencia en tu bienestar diario.
Beber un vaso de agua no siempre basta si la pérdida de líquidos ya es significativa. Nuestro cuerpo, formado por dos tercios de agua, necesita un equilibrio constante para digerir alimentos, eliminar toxinas y regular la temperatura. La deshidratación puede afectar el ánimo, la concentración y el rendimiento físico, así que conviene anticiparse antes de sentir sed.
6¿Por qué perdemos agua tan rápido?

El calor intenso y la actividad física aceleran el ritmo de sudoración, con la consiguiente pérdida de electrolitos. Respirar también expulsa humedad, especialmente en climas secos. Sin darnos cuenta, nuestro cuerpo se queda sin reservas antes de lo esperado.
Comprender esta dinámica te ayuda a planificar mejor los momentos de ingesta. Beber antes de salir de casa, llevar botella reutilizable y usar ropa transpirable son estrategias sencillas para evitar sorpresas al final del día…