El nuevo capítulo de Sueños de libertad viene cargado de sorpresas que pondrán patas arriba el desarrollo de la historia: descubrimientos, rupturas, decisiones irrevocables. Begoña, desgarrada por la figura de María en la vida de Andrés, llegaría a la mayor crisis emocional y Raúl da un paso atrás decididamente que podría cambiar el rumbo de su historia. La tensión entre los personajes alcanza tal nivel que, ni con amenaza de muerte, se podría revertir; las sorpresas y secretos que podrían salir a la luz en cualquier momento y las alianzas y contratos entre estos llegan a tambalearse.
2BEGOÑA EN EL OJO DEL HURACÁN

Begoña no puede disimular su malestar en Sueños de Libertad. La ruptura con Andrés le ha hecho un daño considerable, pero lo que sí que más le duele es tener que ver cómo él se va consumiendo en los cuidados que se le brindan a María. «Andrés no es el hombre que yo quería», se deja escapar en un momento de desesperanza mientras la observa alejarse más y más de la que fue su vida.
Damián es indiferente y, para no salir perjudicado por el asunto en que está metido, termina por comprender la angustia de Begoña, hasta que le dice a su nuera: «No podemos dejarlo así» y decide actuar. Esta última decisión marca un punto de inflexión bien relevante: no se va a permitir que Andrés sacrifique indefinidamente por los cuidados de María. ¿Habrá llegado tarde para rescatarlo?
Begoña no es la única persona implicada en el quebranto.
Gema, testigo privilegiado del desmorono emocional de su amiga, vive la disyuntiva entre la solidaridad incondicional y la frustración más triste: «¿Hasta cuándo vas a sufrir por él?», ella misma intenta hacerla reaccionar. Begoña, por su parte, parece estar atrapada y prisionera de la desesperanza y la esperanza, incapaz de romper el último hilo que la une a Andrés.
Simultáneamente, Joaquín trata de profundizar en el pasado de Irene. La referencia a la copa envenenada la pone nerviosa, lo que hace que Joaquín entre en la premisa de una sospecha: «Algo oculta, y no me detendré hasta hallarlo«. A su vez, Gema, refrendada por Joaquín, empieza a hacer lo mismo con Don Pedro. Las piezas van encajando, pero ¿quién pagará el precio de estas revelaciones?
Digna, alerta ante el peligro que representa Irene, se intenta interponer entre Joaquín y aquélla: «Esa mujer es una víbora», le advierte, pero Joaquín, obnubilado por la búsqueda, parece estar decidido a jugar con fuego. Una lucha entre la cautela y la audacia va proponiendo el contenido de esta trama que promete ser difícil de descifrar por los acontecimientos que han de llegar.