La ciberdelincuencia no deja de evolucionar, y con ello también, el mercado clandestino que se alimenta del robo masivo de información. Europol ha dado un golpe en la mesa: la cantidad de datos personales que circulan por las redes ocultas ha llegado a niveles alarmantes y esto está impulsando delitos que van desde el fraude hasta la explotación infantil.
Según el informe 2025 Internet Organised Crime Assessment, el tráfico de datos personales ha alcanzado niveles sin precedentes. La organización europea advierte que nos enfrentamos a una economía criminal cada vez más sofisticada, donde los datos digitales se han convertido en el eje central de diversas formas de delito. La escasa alfabetización digital y la complejidad de los sistemas informáticos agravan el problema.
El dato como mercancía principal del delito digital, según Europol
El informe de Europol destaca que los datos ya no son solo objetivos de ataques, sino también herramientas y bienes que se trafican como cualquier otro producto en el mercado negro.
La información personal identificable (PII), las credenciales de acceso y otros datos sensibles se utilizan para llevar a cabo actividades como el fraude financiero, el acceso no autorizado a sistemas, el espionaje empresarial y, en los casos más extremos, para alimentar redes de explotación sexual infantil.
El ciclo comienza con la obtención de datos mediante técnicas como la ingeniería social, el uso de software malicioso, el vishing o la explotación de vulnerabilidades tecnológicas. Una vez que se logra el acceso, los datos son vendidos o intercambiados por los denominados corredores de acceso inicial o corredores de datos. Este flujo constante de información alimenta un ecosistema criminal completamente funcional.

Un entorno ideal para el crimen digital
Las plataformas utilizadas para la distribución de datos robados van desde foros clandestinos hasta aplicaciones de mensajería cifrada con canales específicos para la venta de información. Esta estructura se encuentra cada vez más profesionalizada y orientada a servicios. Se genera una economía sumergida que no solo alimenta la ciberdelincuencia, sino que también desestabiliza economías legales y mina la confianza en las instituciones.
Europol señala en este informe que esta demanda creciente de datos personales está creando un «círculo vicioso«. Las credenciales robadas permiten nuevas intrusiones, lo que genera aún más datos expuestos y nuevas oportunidades para los delincuentes. Todo este proceso contribuye a que el tráfico de datos personales alcance niveles nunca vistos.
Riesgos para la ciudadanía
Más allá del perjuicio económico, la circulación de datos personales afecta directamente a la seguridad y la privacidad de millones de personas. La exposición de datos puede derivar en suplantaciones de identidad, chantajes, robo de cuentas o daño reputacional. Además, los menores de edad son especialmente vulnerables en este escenario.
La alfabetización digital sigue siendo uno de los puntos más débiles, según el informe de Europol. El desconocimiento sobre cómo proteger los datos online y la falta de conciencia sobre las amenazas reales permite que los delincuentes actúen con impunidad. En este sentido, la prevención cobra un papel fundamental.
Recomendaciones de política y legislación según Europol
Para combatir esta creciente amenaza, Europol propone tres líneas de acción. La primera es establecer mecanismos de «acceso legal por diseño» a las comunicaciones cifradas de extremo a extremo, algo que ha generado controversia por su posible impacto en la privacidad de los usuarios. La segunda recomendación es crear normas claras y armonizadas a nivel europeo para facilitar la retención selectiva y el acceso rápido a metadatos esenciales. Y por último, abogan por fomentar una alfabetización digital amplia y profunda, especialmente enfocada en los más jóvenes.
A pesar de la gravedad del escenario, Europol no ha hecho énfasis en el refuerzo de la seguridad corporativa, a pesar de que muchas de las violaciones de datos tienen su origen en empresas. Y solo un dato: solo en Estados Unidos, el número de víctimas por ataques a empresas en 2024 superó los 1.700 millones.
Un mercado clandestino cada vez más rentable
El tráfico de datos personales ha pasado a ser uno de los negocios más lucrativos del crimen organizado. La facilidad con la que se pueden obtener datos y el gran número de actores implicados en su venta hacen que este tipo de delito crezca rápidamente. Desde accesos a cuentas bancarias hasta historiales médicos, cualquier información tiene un valor específico en el mercado negro.
Para frenar esta tendencia, Europol insiste en la necesidad de una acción conjunta entre gobiernos, sector privado y sociedad civil. El objetivo es crear un ecosistema digital más seguro, donde los datos personales no sean tan fácilmente vulnerables ni explotables.
La pregunta es, ¿hay voluntad real para hacerlo? ¿es posible?